lunes, 22 de agosto de 2016

AMASIJO INFORME

J. Pollock
   Quizás ya no sea necesaria la unidad formal de la obra para que se lleve a cabo la experiencia estética. Los fragmentos del yo moderno cristalizan en estructuras efímeras. El amasijo informe de identidades discurre por múltiples senderos, a veces paralelos, desdoblados, sin añorar cimientos sólidos. El verso libre, la mezcla de géneros, el arte abstracto, conceptual... Ráfagas de datos, amagos de lectura, frases ingeniosas, egos-burbuja, deslizamientos, cinismo, imágenes repetidas sobre la pared... El sujeto brota como un amasijo de carne, o mejor, de chatarra, restos de la vieja civilización... La unidad formal de una obra requiere la atención de un sujeto más o menos estable, un yo que unifique la experiencia y otorgue sentido al conjunto. La experiencia estética posmoderna desmenuza la realidad sin esperar recomponerla más tarde. Porque nace de un yo triturado. Leemos un verso, sin métrica, un fogonazo, belleza condensada. Quizás el verso aislado se presente como una entidad indivisible, pero el resto del poema es una cadena de vanos intentos de repetir ese instante de sentido. El poema como un todo existe, claro. El cuadro como un todo existe, claro. La escultura como un todo existe, claro. Existen como un eco residual de la intención del artista, de su trabajo. Para el receptor esa totalidad es algo secundario. Podemos trocear un lienzo o un poema, y no perderán nada. Habremos creado. 

jueves, 4 de agosto de 2016

HABLA

Basquiat
   El habla diaria se mezcla con tenedores y zapatos, con los asuntos prácticos y las relaciones personales. Transcurre en la calle y en el interior de las casas. Las palabras se tiñen de usos, de emociones, de experiencias: los objetos existen porque han sido tejidos con letras y entrelazados con frases. Pero hablar es siempre trasladar significados, de unos seres a otros, de unos contextos a otros. La novedad y la ignorancia nos han convertido en expertos del trasplante, para que el término ya usado estructure y alumbre, para poder decir. La poesía es el habla de las azoteas y los tejados, desde donde uno divisa las palabras con la distancia suficiente como para conectarlas o atravesarlas con la mirada. El poeta sabe que podemos jugar con el habla, retorcerla, y crear otros sentidos. Pero siempre desde mi casa, desde el hogar del signo, desde el yo terroso. La ciencia y la filosofía hablan desde el campanario, buscando el mapa de toda la realidad y olvidando la propia cocina. Surge el concepto, la clasificación y la ley. Observamos desde la nada, desde el vacío, para que el yo terroso se desvanezca. Vemos los seres, todos diferentes, todos ya iguales bajo el concepto, la esencia. Y cuando aparece lo nuevo, otra vez a trasladar, a cambiar los muebles de sitio. Nadie puede librarse del yo terroso, porque es quien decide qué es lo vital, es quien pide explicaciones: un logos.

sábado, 30 de julio de 2016

ESTO

   Esto es la vida, la realidad, algo terriblemente incomprensible cuando discurre por rutas inesperadas de dolor y tristeza. Sólo permanecen el recuerdo y el deseo de continuar su gran labor: abrir senderos de justicia y convertir esto, sea lo que sea, en algo habitable.

miércoles, 13 de julio de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: NO ES BUENO

   No es sencillo alejarse del sufrimiento innecesario. Nadie lo ignora. En el bosque la lucha es cruel, cierto. Una ética de roedores, naturalizada, lo tiene presente. Pero hay infinitos senderos. Y con la inteligencia y la sensibilidad somos capaces de crear otras formas de habitar el bosque, sin causar daño. Sabe el roedor que es posible. No se trata de prohibir senderos, sino de mostrar otros mejores, más bellos, más justos. Porque la hierba avanzará y cubrirá los viejos caminos de la crueldad, olvidados por la falta de uso. Sólo un verdadero esfuerzo creativo puede generar otras rutas entre la vida del bosque... No es bueno desear el sufrimiento de nadie: no es propio de roedores. La estrategia de la terrible pisada alimenta al gran dinosaurio: se infla de maleza turbia. No es bueno querer el dolor de nadie. No es justo, ni bello. Para abrir nuevos senderos necesitamos, más que nunca, la ayuda de esa razón sintiente, de carne y hueso, vital, la que todos tenemos... No es bueno el sufrimiento innecesario, de nadie.

martes, 14 de junio de 2016

PIRUETAS EN EL VACÍO

           Cualquier definición de cultura resulta insatisfactoria, bien por ser demasiado general, bien por dejar fuera ciertas actividades humanas. Lo mismo ocurre con el término “intelectual”, a veces ambiguo, vacío o contradictorio. En campaña electoral, todos los partidos se preocupan por la cultura. Y todos quieren la opinión favorable de los intelectuales.
         En sentido antropológico, la cultura abarca casi todas las dimensiones humanas. Se trataría de una forma de vida, un sistema de creencias, valores y normas, transmitido mediante el aprendizaje social. Las lenguas, la manera de cocinar, las canciones, la poesía, los juegos, las relaciones de producción, las ciencias y las técnicas, todo ello cabría en este concepto amplio de cultura.
         Hay diferentes culturas porque hay diversos modos de adaptarse al entorno. Tradicionalmente se ha dicho que la cultura nos eleva por encima de la naturaleza. Algunos han llegado a ver una oposición entre naturaleza y cultura. El cuerpo, con sus mecanismos e impulsos, sería el ámbito de la naturaleza, de lo determinado y necesario. Los seres humanos, como entes físicos, transmitimos información a las siguientes generaciones, con los genes. Sin embargo, el desarrollo del lenguaje, la capacidad simbólica, la vida en sociedad y la racionalidad, nos permitirían vivir en otra dimensión de lo real, constituida de palabras, fórmulas, conceptos, imágenes, melodías, normas,.. Sería el ámbito de lo indeterminado, de la libertad y de la dignidad humana. La información que transmitimos por aprendizaje social es, por tanto, de otro tipo.        
Miguel Parra
      Pero, desde un enfoque naturalista, la oposición entre naturaleza y cultura queda hoy disuelta. Nuestra racionalidad, práctica y teórica, sería fruto de la selección natural. La naturalización de la cultura implica comprenderla desde el azar de las mutaciones, los factores de un entorno concreto y la lucha por la supervivencia. Todas las actividades culturales estarían conectadas con facultades que han surgido por esa selección natural. Es un enfoque inmanente: las capacidades cognitivas son propiedades de un sistema nervioso, que funciona en un ente vivo.
         Desde un punto de vista más reducido, el término cultura hace referencia a la ciencia, la literatura, la pintura, la música, la filosofía, el teatro, etc. Algunos utilizan el término “alta cultura” para hablar de esas disciplinas. El trabajo de un herrero o de un alfarero quedaría, quizás, fuera de esa “alta cultura”. Los intelectuales, si es que existen, pertenecen a ese ámbito excelso. Son profesionales, expertos en una disciplina, pero con un dominio considerable de los principios básicos de todas las demás. Poseen una visión crítica y global de la sociedad. Resaltan por su amor incondicional a la verdad, la justicia y la libertad. También destacan por la prudencia de sus palabras, el tono dialogante y una incansable lucha contra la opresión y las miserias humanas. Su compromiso les lleva a arriesgar sus carreras, a enfrentarse al poder establecido y a criticar a sus propios amigos y camaradas, si la verdad lo requiere.
         Dicen los intelectuales que nuestros representantes deberían tomarse en serio la política cultural y educativa, ya que es esencial para el futuro de la sociedad española. No vendría mal contar, dicen, con un proyecto educativo para varias décadas. Y que hubiese tiempo para que la comunidad educativa pusiera en marcha dicho programa, con la participación y el consenso de todos los sectores… Deberíamos exigir a los futuros gobernantes que bajen el IVA cultural; que mejoren la programación de los medios de comunicación de carácter público; que los museos sean todos gratuitos; que el cine, el teatro y la ópera reciban las ayudas necesarias para que los precios de las entradas no suban; que se proteja al sector del libro con una ley seria que defienda los derechos de autor y acabe con la piratería; que los jóvenes científicos puedan seguir trabajando en laboratorios españoles; que se mejoren las relaciones entre la empresa y la universidad; que se fortalezca el sistema de becas de investigación; que los deportes minoritarios obtengan la atención que merecen…
         Hay muchas razones para preocuparse por la cultura. Además de generar riqueza y puestos de trabajo, nos convierte en seres más sensibles ante la belleza y ante las injusticias. La literatura, la escultura y las matemáticas nos dan un placer intelectual que tiene valor en sí mismo. Y nos permite resistir de forma crítica ante la irracionalidad y los abusos de poder.

miércoles, 11 de mayo de 2016

MECANISMOS ILUSOS


          Los problemas filosóficos verdaderamente apasionantes son aquellos que nos obligan a conectar diferentes áreas del conocimiento y la reflexión. Aunque la relación entre el determinismo y la libertad es uno de los asuntos más viejos, sigue atrayendo la atención de la comunidad filosófica y científica. Es uno de esos temas transversales que podrían estructurar todo un currículum.
         Somos conscientes de que tomamos decisiones y elegimos. De hecho, los existencialistas llegaron a decir que estamos condenados a ser libres. Nadie niega que tengamos esa sensación, bastante fuerte, de tener que construir nuestras vidas cada día, cada momento. La libertad se presenta como una condición necesaria de la moral, de la responsabilidad. Si atribuimos hechos a personas, aciertos y errores, es porque consideramos que han tomado decisiones libres.
         Sin embrago, esta sensación choca con la imagen del mundo que nos ofrecen las ciencias. El universo, para la física clásica, es un sistema compuesto por partículas y gobernado por ciertas leyes, conocidas. Según este modelo, el estado de un sistema en un momento dado determina el estado siguiente. Si conociésemos la posición de todas las partículas en un momento concreto y aplicásemos las leyes físicas, podríamos predecir todo el futuro del sistema, todos los estados del universo. Podríamos predecir en qué lugar va a estar una partícula concreta. Y los objetos, las cosas, como son compuestos de esas partículas, quedarían igualmente determinados.

Miguel Parra
         Con la física cuántica y la teoría de la relatividad esa imagen del cosmos ha variado. Pero sigue habiendo leyes físicas, aunque sean de carácter probabilístico. Que a nivel micro reine la incertidumbre y la probabilidad no significa que no existan leyes que permitan explicar cómo un estado de la materia pasa a ser otro diferente. También, en este caso, nuestro presente viene condicionado por los momentos anteriores de la realidad material.
         Los seres humanos somos seres materiales, por lo tanto formamos parte de ese sistema de partículas. Si todo hecho tiene una causa, nuestras acciones también. Las decisiones que tomamos, dicen los deterministas, están causadas por los estados anteriores de la materia. Sucede lo que necesariamente tiene que suceder. Somos parte de un gran mecanismo. Y la libertad es una ilusión. Esta sensación tan fuerte de libertad habría surgido gracias a la selección natural. Los sistemas vivos que tienen la sensación de dirigirse a sí mismos se relacionan mejor con el entorno y sobreviven.
         En este tema no hay que confundir el plano epistemológico con el ontológico. Nunca podremos conocer la situación de todas las partículas del universo, ni siquiera de una región pequeña. Desde el punto de vista epistemológico, por lo tanto, el determinismo no tiene relevancia para la libertad. Para sistemas acotados, para explicar propiedades de la materia, etc., sí es suficiente con el conocimiento que manejamos, con los modelos. Pero, aunque no conozcamos las posiciones de todas las partículas, unos estados de la materia causan otros. Nuestra conducta está causada ontológicamente, aunque epistemológicamente no la podamos predecir.
         Spinoza decía que si la piedra al caer, movida por la fuerza de la gravedad, fuese consciente, quizás pensaría que es ella la que está decidiendo caer. Los deterministas disuelven el concepto de libertad y lo transforman en un engaño, una ilusión. La conciencia, también material, genera la sensación de iniciar acciones, pero realmente sólo se trata de acompañar a las verdaderas causas materiales.
         Hay diferentes estrategias para hacer compatible el determinismo con la libertad. La primera se basa en decir que el ser humano decide con el alma, que no es material y no está expuesta a las leyes de la materia. La segunda, sin abandonar el materialismo, consiste en hablar de diferentes niveles de organización de la materia y de diferentes niveles causales. Habría propiedades emergentes que, aunque dependientes de las propiedades de las partículas elementales, presentarían esa forma de organizarse que llamamos libertad, decisión, etc. Siempre nos queda la duda de cómo es posible que en un nivel alto de los sistemas se inicien secuencias causales que no vengan determinadas desde abajo… Claro que a lo mejor un sistema determina varias posibilidades. Y lo que llamamos elegir es la selección de una de ellas… 

         Quien desee profundizar en estos temas puede leer el artículo “Libertad, determinismo y responsabilidad moral”, de Carlos J. Moya, de la Universidad de Valencia. Es un capítulo dentro de la obra colectiva “Cuestiones de metafísica” (Tecnos  y la Sociedad Española de Filosofía Analítica, 2015).

viernes, 22 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LOS LIBROS

Fyodor Petrovich Tolstoy
   Pocos libros había en la casa de un panadero: la enciclopedia Álvarez, Cuentos a media tarde, una diccionario escolar y las aventuras de Ulises ilustradas. Hay días que pienso que fueron pocos y hay días que pienso que fueron demasiados. De la enciclopedia recuerdo los dibujos esquemáticos y la historia sagrada. Mi padre me lo leía como si fuese algo importante, algo que debía realizar un panadero a las nueve de la noche, habiéndose levantado a la cinco de la mañana. No me acuerdo de nada. Quizás de Isaac o Moisés ¡Qué más da! Aquella enciclopedia, extraña, comida por los roedores, malditos roedores, siempre igual... contenía todos los saberes de una humanidad perdida... Y luego llegó Ulises, el inteligente, el que sabe utilizar la astucia, el del caballo de Troya, el del arco, el que llega a casa y tiene que liquidar a los pretendientes. Imágenes difusas de un libro descosido que trae enseñanzas nobles, diría Nietzsche. Pocos libros había entre la harina y la amasadora. Poca erudición dejaban el horno y la leña. Mas sabe el roedor que basta una palabra, sólo una, para resumir todo el universo, todos los significados, basta una palabra, si fue bien dicha al calor del horno. Y sabremos los roedores que, tras años de estudio, todo estaba en el trillo, la cuadra o el horno. Por eso leemos, para recuperar aquellas ascuas...

viernes, 15 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: TUYA

   ¡Todo fue hace tanto tiempo...!  La memoria es algo muy extraño. Vemos y no vemos. Sentimos y no sentimos. ¡Todo fue hace demasiado tiempo...! Somos para recordar, nada más. A veces imagino cómo querré recordar lo que estoy viviendo. El método es sencillo. Una canción, una imagen, el canto de un pájaro, los colores de una planta... Todo vale, si queremos predecir la nostalgia. ¡Recordaré esta brisa en mi cara! ¡Recordaré las caras de mis hijas! Sabemos que todo fue hace demasiado tiempo. Y nosotros, los de ahora, queremos construir nuestra nostalgia... Recordaremos,
Nadav Kander
quizás en el último instante, aquellos reflejos ingenuos del mundo, los que son más comunes. Recordaremos una palabra, una mirada, o el recuerdo de una palabra o una mirada. La única tarea que tenemos es preparar esa última imagen, la que resume todo y nada... No hay pócima secreta. No hay fórmula matemática que sirva para definir ese instante supremo, ése que todos viviremos o moriremos... Tenemos toda una vida para querer ese último bosquejo. Y arrastraremos los deseos de nuestros padres, de nuestros abuelos... ¡Todo fue hace tanto tiempo, que parece hoy, ahora, cuando escribo y tú lees! Sabe el filósofo que la memoria es un invento terrible, apasionante y cruel, un invento de los roedores para sobrevivir entre los musgos... ¡Construye tus recuerdos, roedor! Y volveremos, en el último momento, a sentir aquellos ojos, aquellas manos, aquel olor, aquel calor, aquellas lágrimas! ¡Sé libre y construye tus últimas imágenes! Porque el espacio y el tiempo son creaciones de tu deseo, recovecos de una existencia azarosa y contingente. Pero la última imagen, la última sombra, por favor, ¡que sea tuya!

martes, 12 de abril de 2016

CULTURA CIENTÍFICA ILUSTRADA

         Dentro de unos días tendrá lugar la cuarta edición de la Feria de la Ciencia en la Plaza del Arenal. Sin ánimo de exagerar, cabe afirmar que es una de las actividades educativas más importantes del curso. O mejor: es una de las principales actividades culturales de la ciudad. Es un proyecto en el que trabajan alumnos, profesores, instituciones educativas, científicas y políticas. Además, la feria contagia entre la población el amor al saber, basado en la razón y la experiencia, un saber que nos debería alejar de la superstición, los fanatismos y las injusticias.
Miguel Parra
         Hoy se habla de “cultura científica” para hacer referencia a ese conjunto de conocimientos básicos que todo ciudadano debería poseer si quiere desenvolverse con soltura en nuestras sociedades. Porque nadie puede ignorar que habitamos un sistema tecnológico en el que ciencia, tecnología y sociedad forman un entramado complejo. Lo que no está claro es cuánta ciencia necesita conocer un ciudadano y cómo hay que comunicar esos contenidos.
         Determinar qué teorías científicas son básicas implica saber qué estructura tiene la comunidad científica y qué función cumplen las diferentes disciplinas. Los proyectos de investigación necesitan financiación… Todas las áreas de trabajo se presentan como vitales ante el ciudadano. Por otro lado, comunicar la ciencia, divulgar las teorías y métodos, no es tan fácil como se pensaba. Hay muchas formas de divulgar, tantas como medios para transmitir información. Todos los géneros literarios sirven para enseñar. El ensayo de divulgación y las revistas tradicionales son de sobra conocidos. Pero también sirve el cómic, el teatro, el cine, los monólogos, la poesía, los relatos de ficción, la animación, la pintura, la escultura y todo el arte conceptual... Cuando los alumnos exponen un experimento en la feria, están representando una pequeña pieza teatral, con un guión, un escenario y un público al que hay que enseñar y entretener…
             Uno de los géneros que puede dar mucho de sí a la hora de hablar de ciencia es el cómic y la ilustración. Los aficionados a los tebeos y las artes gráficas saben que existen en esos campos grandes creadores. Si visitamos una librería, comprobaremos que las viñetas y la ilustración creativa están entrelazándose con todos los géneros y abarcando todas las temáticas. Voy a mencionar tres buenos ejemplos.
         “Enigma. La extraña vida de Alan Turing”, publicado por la editorial Norma, es una biografía en cómic de Francesca Riccioni y Tuono Pettinato. La vida de este matemático contiene muchos episodios apasionantes. Sus trabajos en teoría de la computación hicieron posible el surgimiento de los primeros ordenadores y el final de la Segunda Guerra Mundial. Su personalidad da mucho juego a los guionistas. El segundo ejemplo es un proyecto que nació en la red y que tiene como lema “Una única cultura”. Se trata de Principia, una revista de divulgación científica que utiliza muy bien la ilustración y el diseño como vehículos para hablar de asuntos científicos y tecnológicos actuales. Han realizado dos números en papel. Son textos muy cuidados. No son largos ni complejos. La maquetación y las ilustraciones convierten estos dos números en verdaderas obras de arte. Por último, más allá de la divulgación, les recomiendo la serie “Los proyectos Manhattan”, en Planeta DeAgostini, tramas de ficción con la realidad tecnológica y científica de fondo: “¿Y si el departamento de investigación y desarrollo creado para construir la primera bomba atómica hubiera sido la tapadera de otra serie de programas más inusuales?” 
         Divulgar es una tarea arriesgada y creativa. Los riesgos más comunes son: la excesiva simplificación de los contenidos; convertir la ciencia en un espectáculo vacío; quedarse sólo con lo anecdótico y llamativo; utilizar mal las metáforas; deformar al simplificar; olvidar la metodología; no cuestionar los proyectos; no fomentar el escepticismo; convertir la divulgación en propaganda… El ideal sería una comunicación crítica, participativa y rigurosa de los proyectos de investigación. Es fundamental que los propios científicos se impliquen en las tareas de divulgación científica. La imagen que tenemos de la ciencia se aleja, en la mayoría de los casos, de las prácticas científicas reales. Si somos conscientes de cómo y para qué se llevan a cabo los proyectos concretos de investigación, podremos participar en la política científica y tecnológica de nuestras sociedades.

sábado, 9 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: CREA UN MUNDO


Escher
 No olvides que la escritura es algo muy serio. Cada palabra es importante. No debemos ignorar de dónde proceden lo significados. Si olvidamos las palabras pronunciadas por nuestra madre, habremos obstruido los canales del sentido. Escribir es algo muy serio. Recuerda que naciste entre palabras, arropado por el calor de las emociones. Porque no hay palabra neutra: no hay escritura vacía de mundos. Y los dinosaurios quieren tus palabras, las quieren decir. Y si las dicen, no son tuyas. Y tus miradas les pertenecen. Escribir es algo muy serio, así construimos nuestros mundos o conservamos los que una vez tuvimos. ¡Que no te arrebaten tus sombras! Si la pisada del dinosaurio es terrible, no esperes la próxima. Habla y escucha la voz de los roedores. Los mundos, hechos de materia, son narrados con palabras. ¡Pero hay muchas formas de narrar estos mundos tan terribles! Si no describes los musgos tú, roedor, otros lo harán, los de la terrible pisada, los del capital, los de las cuentas en la montaña. No olvides que la escritura es algo muy serio. Hay palabras que hablan de la justicia y de la libertad. Si no las utilizas tú, roedor, serán tu última palabra... Hablar es construir. ¡Que no hablen por ti! Esconderse implica esclavitud. Ni el gran dinosaurio ignora esta verdad...

viernes, 1 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LO REAL

Escher
 Todo transcurre como un día normal, como cada tarde, hasta que uno se da cuenta de que hay novedades, claro. Tenemos una máquina nueva de pinball y un individuo que quiere rellenar la hoja de reclamaciones porque le han cobrado uno setenta por una copa de fino. El universo es misterioso, extraño, complejo. Los físicos y los cosmólogos están a años luz de esta realidad. No necesitamos un acelerador de partículas para comprender la esencia de un mundo como el nuestro, lleno de ramajes y musgos. Nuestra normalidad es digna de estudio. Echo una partida en la máquina, luego otra y otra... Extraño universo de bolas de acero desplazándose entre enrevesados mecanismos, con luces y sonidos embaucadores... Es lo real...  Todo transcurre como un día cualquiera, sí, como esos días en los que el tiempo se diluye o se disuelve. ¿De dónde ha salido ese individuo que rellena la hoja de reclamaciones? ¿Será de este mundo cruel? Sabe el filósofo que estos casos son especiales, ajenos a toda ley, a toda categoría. Ni la metafísica ni la física podrán dar cuenta de estos hechos, quizás la psicología... Echo otra moneda y el mismo resultado. La máquina es cruel, siempre. Sabe el roedor que la máquina es terrible y que acabará con cualquier pensamiento.

miércoles, 23 de marzo de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: GRAMÁTICAS

Nadav Kander
   La nieve reseca en las peñas anuncia tiempos oscuros. Porque el viento helado agrieta cualquier sendero de la razón. ¿Sabremos huir de este tenebroso laberinto? El roedor jamás comprenderá la lógica de los grandes dinosaurios. Ni debe intentarlo. Quiere la bestia que vivamos en su laberinto y aceptemos su bucle de falacias. No hemos aprendido a huir lo suficiente... Nos falta imaginación para generar otras gramáticas ajenas a los grandes bichos. De sus batallas en la montaña sólo obtendremos pisadas, las pisadas de siempre, las que ha recibido el aturdido roedor desde que el bosque es bosque. ¡Que nadie acepte su lógica! Sabe el filósofo que necesitamos una gramática de la huida. Si nos enredamos en su laberinto todo se oscurecerá y la nieve reseca de las peñas jamás se derretirá.

sábado, 19 de marzo de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: ESTATUAS

Nadav Kander
    Recuerda que las estatuas son de madera y que el brillo no es oro. Y que la madera viene de los árboles del bosque, del maldito bosque. Hace tiempo que se olvidó todo esto. No somos capaces de ver la savia y los nudos. Nos asusta el roble y tememos a la encina. No queremos saber nada de la madera, ni de la materia... Recuerda que todo es un invento. Ni las lluvias pueden con la imagen que uno tiene del cosmos... Soportar el peso de las falsas imágenes no es agradable para un ser racional. Arrastramos el peso de aquello que nos humilla como si fuese nuestra mayor hazaña. Y otros, los dinosaurios, duermen tranquilos allá en la montaña, porque los roedores se entretienen con luces y viejas maderas. Nada hay tan terrible como el olvido: la madera procede de los troncos del viejo bosque. Y los miedos se esconden entre los musgos.... Recuerda, humilde roedor, que todo este teatro nace de tus miedos, de tus miserias... Recuerda que las estatuas jamás hablaron ni pensaron. Sabe el filósofo que la desidia del pensamiento se concentra en los ritos...

viernes, 11 de marzo de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: ROSTROS

Nadav Kander
  Y el bosque sobrevivió porque todos los seres compartieron el barro y la oscuridad, incluso las alimañas... Nadie se olvidó de nadie. Hasta los insectos fueron escuchados, cuando todo parecía perdido, cuando el bramido de las bestias se diluía en la niebla. Si el bosque permanece vivo es gracias a los humildes gestos de los roedores, gestos que transcurren a la sombra de una encina o de un roble, quizás entre los musgos. Nadie se olvidó de nadie. Mientras los dinosaurios agonizan en la montaña, abatidos por sus miedos, los roedores tejen la trama de los días, de las tardes, de las noches... Sabe el filósofo que las vidas de las gentes son lo único real y que todo lo demás es una cruel ficción. Mirar a la cara de cada roedor no está de más si lo que deseamos es conservar la dignidad del bosque, con sus miserias y sus dolores. Ni los grandes expertos en árboles pueden librarse de esta condición... Los bosques, con sus roedores y alimañas, siempre sobreviven. Tarde o temprano la ruina de los días acabará con todo. Y sólo el viejo y ruinoso mecanismo de pensar nos librará del aburrimiento que el desastre acarrea.... Pero los rostros, los infinitos rostros, perduran a pesar de las nubes. Nadie lo ignora: las miradas del que perdió todo son más fuertes que toda la materia acumulada por el vil dinosaurio. Sólo necesitamos la paciencia del sabio roedor, aquel que sabe ver el trabajo condensado en la mirada. Nadie se olvidó de nadie. Hasta las alimañas poseen rostro... 

martes, 8 de marzo de 2016

PENSAR LA POLÍTICA SIN DISOLVERLA

      Las crisis económicas y políticas generan pensamiento fresco y estimulan la creatividad. En política, cuando las cosas van bien parece que las herramientas conceptuales funcionan. Nos sirven para explicar lo que ocurre y no reparamos en ellas. Pero cuando los asuntos se tuercen, las teorías se vuelven trastos viejos que no sabemos si conviene arreglar, reciclar o sustituir. La indignación ética ante las injusticias sociales y la corrupción de muchos de nuestros representantes ha provocado un renacer de la filosofía política. Cuando parecía que las democracias liberales y el sistema capitalista constituían el mejor de los mundos posibles, todo comenzó a tambalearse.
Miguel Parra
         Los ciudadanos muestran hoy interés por la política. Hay preocupación ética. Conocen los casos de corrupción, las cifras del paro, los recortes en gastos sociales… Si bien esta toma de conciencia es buena y necesaria, algunos filósofos de la política comienzan exigir otro paso más. Aunque hemos tocado fondo, no basta con el escepticismo destructivo, porque no podemos vivir sin política, sin instituciones que gestionen lo común. Si no salimos de ese pesimismo radical, dicen, la espiral de erosión de la democracia no se invertirá. Abandonada la utopía política, por ser peligrosa o mera literatura de salón, los teóricos de la política han comenzado una tarea similar a la que realizó Descartes con su duda metódica: revisar todo el edificio y ejecutar las operaciones de desescombro oportunas para comprobar qué parte de los cimientos sirven todavía. Es una labor realista y optimista. Si nosotros no recuperamos el ámbito de la política, dejaremos las decisiones sobre lo común en manos de los despiadados poderes económicos.
         Daniel Innerarity en “La política en tiempos de indignación” (Galaxia Gutenberg, 2015) nos ofrece una buena caja de herramientas para llevar a cabo esta tarea. Daniel es catedrático de Filosofía Política y Social en la Universidad del País Vasco. En este texto sintetiza las reflexiones que ha llevado a cabo en sus tareas docentes e investigadoras. Los capítulos pueden ser leídos de forma independiente, como breves ensayos, con un planteamiento del problema, una discusión y unas conclusiones. Es una buena introducción a la teoría política actual porque parte de los asuntos que nos preocupan a todos, no de los conceptos puros o de las teorías. Daniel razona con claridad argumentativa y añade ejemplos muy cercanos.
         Quizás no hayamos entendido todavía qué es la democracia, nos dice. Precisamente, los defectos que más nos indignan de este sistema son los rasgos, las condiciones, que lo hacen posible: la incertidumbre, el conflicto permanente, las promesas incumplidas, la falta de acuerdos, los discursos y su retórica, el sistema de partidos, los mecanismos electorales, etc. La lógica democrática implica todo eso. En un sistema abierto, donde la crítica y la negociación son esenciales, la imperfección, la sensación de caos e ineficacia son naturales. El diálogo abierto genera la posibilidad de desacuerdo; la complejidad de los problemas conlleva fracaso en las soluciones; los ideales políticos nunca se plasmarán en la realidad; en los discursos hay siempre intereses y emociones; nadie posee la verdad absoluta… Todo es mejorable, pero esto es la democracia. 
         Daniel habla de una “democracia posheroica” o “democracia compleja”. La democracia ha de entenderse como una actividad que se desenvuelve en lo contingente, lo precario, donde no hay lugar para la épica ni para las contraposiciones claras o las políticas basadas sólo en ideales y principios puros: “Creo que lo mejor es partir de una constatación muy liberadora: la política es una actividad limitada, mediocre y frustrante porque así es la vida, limitada, mediocre y frustrante, lo que no impide, en ambos casos, tratar de hacerlas mejores. Y en segundo lugar, nuestras mejores aspiraciones no deberían ser incompatibles con la conciencia de la dificultad y los límites de gobernar en el siglo XXI.”

http://www.diariodejerez.es/article/jerez/2236078/pensar/la/politica/sin/disolverla.html

viernes, 4 de marzo de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: ESFUERZOS

Nadav Kander
  Tantos esfuerzos de los poetas para atrapar la belleza... Quizás los admiremos por ese desequilibrado intento, como si la belleza fuese algo esencial... Y escriben todas las tardes, incluso las lluviosas, cuando la humedad traslada la tristeza, cuando la luz ya no es una constante universal. Escriben, aunque la poesía no sirva para disfrazar el abismo, escriben. Tanta desidia de los lectores para degustar lo sublime... Y cada noche, sin esperar nada, acuden al encuentro con las sombras o con la memoria, con la insania o la injusticia. Ni el abatido roedor comprende a los viejos poetas de los bosques. Pero le atraen esas enrevesadas formas, esas palabras encadenadas por la tristeza, y la mirada ajena a todo. Nadie espera nada de los poetas. Nadie quiere versos ni rimas. Porque los versos nos observan desde esa dimensión de la realidad tan extraña llamada inteligencia... Los poemas nos acusan de nuestra mediocridad, de todo ese aburrimiento condensado en nuestro sentido común. Saben los poemas de qué hablan, aunque los poetas lo ignoren... Y escriben todas las mañanas, cuando la luz nos hiela con su verdad y el día se presenta intratable... Tanto lenguaje no cabe en este mundo, dicen. Necesitamos más espacio, suplican. Quizás sea suficiente el hueco de mi ignorancia o el vacío de mis deseos, replico.

viernes, 26 de febrero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LA MONTAÑA

Nadav Kander
   Desde que empezó la gran batalla de los dinosaurios, terrible contienda, los roedores atraviesan el bosque y los riachuelos sin miedo. Un respingo es la señal, efecto sonoro tardío, de una lucha lejana, allá en las montañas. De vez en cuando resuenan los roces de las endebles alianzas. Mas sabe el roedor que no bajarán los dinosaurios con las alforjas vacías. Querrán la victoria total o el desastre. Querrán desmenuzarse entre sí. Nos darán una lección muy vieja de anatomía. Y cuando regresen, volveremos a escondernos de sus pisadas, a contentarnos con el fluir de las sombras. Porque la lucha es horrorosa allá en las montañas. Resuenan los gemidos como si imitasen el sonido de arcaicas palabras, en un idioma desconocido para los que sólo saben huir. Allá en las montañas, apartados de la lógica y bebiendo de las fuentes del delirio, se enfrentan las bestias. Quizás nos olvidaron, piensa el ingenuo roedor. Quizás se olvidaron de nosotros para siempre. Sueña el roedor con un bosque sin pisadas, un bosque profundo, oscuro, barroco, enrevesado, un bosque atravesado por senderos impredecibles y roedores ajenos a cualquier pavor. Pero los aullidos son espantosos, allá en la montaña. Hasta siente lástima el débil roedor... Y en los sueños, cuando la noche envuelve al miedo y el miedo envuelve a la noche, habla Esquilo... Son razones oníricas las que fundamentan un edificio sin cimientos... Sabe el filósofo que la vida brota en los humildes musgos y que los grandes robles son una ficción o una pesadilla.

miércoles, 24 de febrero de 2016

ANATOMÍA

Divisibles por infinitos tanteos y necesarios juegos de azar, engarzados a los deseos que nos zarandean en el incomprensible mar, somos o queremos ser, como si no hubiésemos aprendido del azúcar o de la sal.

viernes, 19 de febrero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LA VOZ

  Trae la tarde lluvias, nubarrones y oscuridad. Nadie desea cristales ni vidrios. Quizás la luz que nos atraviesa es dañina porque transporta la verdad. Y el dinosaurio enfurecido se revuelve contra los espejos traidores. Se enrosca frente a su imagen, distorsionada por la propia maldad. Nadie desea espejos ni vidrios... Sabe el filósofo que todo es impuro y que la realidad se estremece cuando reconoce su silueta al atardecer. Nadie anhela la luz. Pero la palabra recorre los viejos senderos del bosque para recordar a los roedores que la podredumbre acecha y los días están contados. Trae la noche sombras y miedos pretéritos. A no ser que grites, roedor, todo volverá a repetirse y la miseria de los días disolverá cualquier sueño. Nadie sabe quién nos protegerá de los terribles peligros. Nadie sabe quién nos protegerá de los malhechores. Mas sabe el filósofo que sólo las palabras resistirán y que el silencio será abatido. No hay más senderos en el frondoso bosque.

jueves, 18 de febrero de 2016

FUEGO

En el horno de la memoria las llamas hacen justicia porque otorgan y arrebatan la vida sin contemplaciones. Si los recuerdos son meras cenizas, lo ignoramos. Si el blanco de la harina se opone a la oscuridad de tus miedos, lo sabemos. En la fermentación de aquellos olvidos el calor hace justicia porque dilata viejos sueños. Ascuas de la tarde o leña del norte acompañan al logos.

lunes, 15 de febrero de 2016

TIERRA

Para quien la trabaja, se decía, con la sorna descabellada del que sueña efluvios del Tártaro. Espectros. Abandonados en la algaida, nunca estaremos tan cerca del agua ni del secarral. Raíces cúbicas o pesadillas de Timeo. La tierra para quien muere, se decía, con la certidumbre del que zozobra entre las terrosas rémoras del pensar. Porque el Etna te espera y las sandalias ya no importan.

sábado, 13 de febrero de 2016

AGUA

En el fondo del pozo o en los abismos de los teoremas resuena la húmeda carcajada del eclipse de la inteligencia. Y lloras, por la contumacia acumulada, por el mundo líquido de Zygmunt y por la lenguaraz hipotenusa. Presos de una sed infinita, buscamos las viejas fuentes de la vida y de la muerte, como organismos.


jueves, 11 de febrero de 2016

AIRE

Aire como el aire, luz como la luz y luego una tenue respiración.  Anaxímenes medita al atarceder, atravesado por brisas desconocidas, inspirado y azorado porque percibe la continuidad de los tiempos, de los seres que respiran asfixiados.

martes, 9 de febrero de 2016

LA HERENCIA DE MINSKY

El 24 de enero nos dejó Marvin Minsky (1927), uno de los pioneros en las investigaciones, tanto teóricas como prácticas, sobre inteligencia artificial. Formado en Harvard, obtuvo también un doctorado en el Programa de Matemáticas de Princeton. En 1950 fundó junto con John MacCarthy el laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT, Instituto Tecnológico de Massachusetts. Alcanzó grandes logros en la robótica: brazos, pinzas y sistemas de aprendizaje. Escribió con Seymour Papert el libro titulado “Perceptrons”. En este texto explicaban las limitaciones computacionales del conexionismo. Recordemos que en el seno de la Inteligencia Artificial hubo dos enfoques antagónicos, dos modelos. El modelo simbólico o sintáctico, serial, se centraba en la manipulación formal de símbolos. El enfoque conexionista, por el contrario, creía que la clave estaba en la simulación de redes de neuronas trabajando en paralelo. Minsky propuso en sus obras “Sociedad de la mente” (1988) y “La máquina de las emociones” (2006) un modelo original. La mente moviliza un conjunto de agentes o recursos para realizar sus funciones.
         Todavía recordamos aquella predicción tan rotunda que lanzó al principio de su carrera. Más o menos decía: “En el futuro deberíamos estar agradecidos si los robots nos aceptan como servidores suyos, como mascotas”. Eran tiempos optimistas, cuando las máquinas jugaban al ajedrez y demostraban teoremas matemáticos. Los algoritmos para reproducir la racionalidad humana eran pan comido. Pero las expectativas se diluyeron con el paso del tiempo. Los ingenieros se dieron cuenta de que no todo es tan fácil de formalizar. Se toparon con el lenguaje, la percepción y las emociones.
Miguel Parra
         Ahora se sigue con la tarea, pero con los pies en el suelo. La robótica ha pasado por sucesivas fases de modestia. Lo sistemas expertos aparecieron como algoritmos especializados en áreas concretas de la actividad humana. Dada la complejidad de la inteligencia, se apostó por simular a profesionales. Surgieron programas capaces de pilotar un avión o realizar un diagnóstico tras escuchar al paciente. Con campos semánticos acotados y una heurística específica, formas de razonar, era más factible aproximarse a lo que realizamos los humanos cuando somos racionales. Y de paso se patentaron programas útiles y comercializables, aunque no todos, claro. En el campo de la robótica se insistió en la percepción. Que una máquina capte un objeto sobre un fondo e interactúe con él se convirtió en uno de los asuntos más arduos para la ingeniería, pero se avanzó. Hoy hay autómatas que se mantienen de pie y se desplazan por sinuosos entornos, aunque no manejen una representación del espacio similar a la nuestra.
         En el camino se perdió el problema de la conciencia, la identidad y el lenguaje. A pesar del optimismo teórico de pensadores como Minsky, Dennett o Penrose, no resulta nada sencillo explicar estos procesos, que con tanta facilidad dominamos los humanos. Hay dos tipos de obstáculos, los científicos y los filosóficos.
     Todavía no disponemos de una descripción de los mecanismos físicos, químicos y biológicos que intervienen en el hecho de estar conscientes. Aunque se van localizando las rutas neuronales implicadas, la explicación no es completa ni se sabe en qué nivel se encuentra, es decir, si es una propiedad emergente de alto nivel o hay factores de carácter micro, como piensa Penrose.
         Los obstáculos filosóficos tienen que ver con ese miedo que tenemos los humanos a las naturalizaciones. Tememos ser convertidos en lo que somos: un objeto material, bien organizado, pero material. Tememos ser desplazados del centro del mundo: después del heliocentrismo, el darwinismo, el marxismo y Freud, no queremos abandonar el último reducto de lo humano. Y la inteligencia artificial, que seguramente nos hará la vida más placentera, se presenta como la amenaza fantasma, o algo así.
         El legado teórico de científicos como Turing o Minsky dará mucho de sí en las próximas décadas. Fueron pensadores que abordaron la complejidad de la inteligencia humana, primero para comprenderla y luego para reproducirla con el fin de mejorar nuestras existencias. Si esto no es humanismo…

sábado, 6 de febrero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: PREGUNTAS PERDIDAS

   Tarde o temprano recordarás lo que pudiste preguntar a los que ya no están. Y será tarde, porque siempre es tarde para preguntar lo esencial. A todos nos llega el día, ese día en el que somos conscientes de las preguntas perdidas, las que no podrán tener lugar. ¿Quién te iba a decir, maldito roedor, que aquellos instantes vividos con ansiedad serían tu perdición y que los recordarías con rencor? Tarde o temprano querrás saber, querrás recordar lo que jamás preguntaste, por desidia, a los que ya no están. Y tu ignorancia será eterna, maldito roedor. Los merodeos entre las sombras del bosque serán inútiles. Hasta el terrible dinosaurio se apiadará de ti... Tarde o temprano, cuando la luz decae, caerás en la cuenta y te preguntarás por los infinitos instantes malgastados entre la inconsciencia del tiempo. Es la condición del roedor: vivir asustado entre las raíces sombrías del bosque. Nadie sabe dónde fueron a parar las preguntas perdidas, las que iban dirigidas a los que ya no están.. Lo que ahora nos importa y nos desvela estaba en las respuestas.

viernes, 5 de febrero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: OSCURIDAD

Nadav Kander
   La oscuridad de las calles, cómo no, me obligan a hablar de la extrañeza del tiempo. No lo niegues: todos hemos sentido pánico ante la oscuridad de las calles. Si el día prometía nuevos universos, las esquinas de gélidas penumbras te asustaban cuando llegaba la noche, tan terrible, tan opaca, la que teme todo roedor. Nadie es ajeno a la oscuridad porque nacimos inmersos en ella, como si fuese un regalo de la naturaleza profunda. ¡Ahora comprendes la atracción azul del atardecer! Han pasado los años, maldito roedor, y todavía te asustas con las sombras pálidas que te persiguen cada tarde, sin piedad. No hay forma de librarse de los viejos miedos, no te hagas ahora el valiente, porque ya nada importa, has resuelto el acertijo de la existencia... Ahora sabes por qué te asustaba el ladrido de los perros en la lejanía. Ya encontraste, maldito roedor, el significado de todos los ruidos que se aproximaban en la noche, cuando el futuro era incierto y el pasado una historia triste. Los miedos de entonces son los mismos que los de ahora. Todos los niños reconocen la nada a primera vista y se asustan para siempre.

viernes, 29 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: TACTO

Nadav Kander
   Todo es superficie, la de tu piel. Lo demás es oscuridad. Intentas atravesar los objetos, claro, y sólo ves la superficie. Bien, es el tacto, única herramienta del miedo, no cualquier miedo, el esencial, lo que nos define cada segundo. La profundidad es un invento terrible de los cobardes, decía el filósofo, el amigo de Wagner. Todo es superficie, la de tu mirada. Porque no hay nada más bello que lo efímero, lo que huye de nuestras manos, de nuestros ojos... ¡Y que sepan los dioses que su eternidad es una cruel amenaza para nuestros días! No deseamos nada más que esa superficie, la de tu piel. Aquí permanece todo ese infinito, el de tu calor antes de dormir. No deseamos nada más, no hay sitio para nada más en este viejo universo. Sabe el filósofo que los abismos son insondables, que el miedo es la luz de los días y que las palabras nos cobijan por misericordia.

jueves, 28 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: MECANISMOS INFERNALES

Nadav Kander
   Nadie puede imaginar qué significa vivir atado a un cerebro que no funciona bien, encadenado a una maquinaria neuronal capaz de tirar sillas y saleros contra cualquier ser vivo. Y los que cuidan esos cerebros, los cuidadores, las madres y padres, nadie sabe quién cuida de ellos... Cambiarán los tiempos, las políticas y las tecnologías, cambiarás tú.... Nadie puede imaginar qué implica vivir con redes neuronales enrevesadas, violentas, destructivas, autodestructivas... Porque al caer la tarde, cuando cruzas la plaza, observas que una joven vive ajena a la razón y que los seres queridos siguen su azaroso rastro con la mirada ensombrecida por el cansancio de los días y la falta de ayuda... Y recuerdas, como roedor que eres, que hay algo en el bosque que no funciona bien y que los terribles dinosaurios ignoran la dureza de los días. Nadie puede imaginar lo que significa vivir atado a la inconsciente violencia de un cerebro arruinado por las pisadas del azar, de la materia, de la vida...  

lunes, 25 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: REGRESO

    Siempre hay alguien que te mira y sabe más que tú, recuerda, más que tú. ¡Roedor, recuerda tu ignorancia! La insolencia genera sombras, nunca luz... Siempre hay alguien que posee una mirada más limpia que la tuya: el que sufre en el desierto o el que se muestra tal como es. Quizás sea el momento de ocultarse como todo roedor sabe, a tiempo, antes de ser cazado por la terrible insolencia. Siempre hay alguien que sabe más que tú... Debería aburrirte tanta palabra hueca, la tuya, la que oculta la ignorancia de tus entrañas. La inmensidad del desierto y el eco de las palabras sinceras de los jardineros deberían ser suficientes para que descubrieses otra vez el lúgubre bosque, al que perteneces por naturaleza. 

viernes, 22 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: ESE SEGUNDO

Caballo de Pablo Palomo
  Ese segundo, en el que el universo se pensó a sí mismo, ese segundo... Pasó, como pasa todo, sin dejar rastro. Y nosotros, los humildes roedores, obsesionados con las sombras. Ese segundo... ¡Quién te iba a decir que los eternos días de la infancia se convertirían en eso, en nada! Pero ahora recuerdas las promesas, los sueños, como si fuesen la esencia de ese maldito segundo. Y piensas que todo se perdió en aquellas decisiones, tan inconscientes, tan libres... Daríamos todo por unas milésimas de segundo, de ese segundo innoble en el que fuimos abrumados por la ingenuidad de nuestros silencios o por la nobleza de nuestros deseos, cuando todo era un solar y había que diseñar este terrible universo... ¡Quién no daría todo por recuperar el calor de las tardes...! 

viernes, 15 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LOS ARTESANOS

  Los artesanos conocen el secreto del mundo. Amasan la materia para recordar. Arcilla, pan, vidrio. Lo sabemos. La materia agradece esa sabiduría, la del artesano. Demiurgos caseros: no necesitamos nada más. Todo el universo merece la pena, sólo por eso, por el artesano que madruga y mira por la ventana para esculpir el mundo, ese que todos vivimos. Me dice Miguel Parra que nos olvidarán, que dentro de unas décadas nadie se acordará de nosotros. ¿Quién se acuerda de nuestros bisabuelos? Nadie les recordará, nadie nos recordará. Sólo los artesanos conocen el secreto del universo. Y los jardineros persiguen lo mismo... Nadie sabe escapar de esta burbuja. Recuerdo la masa del pan como si fuese arcilla y recuerdo mis días de harina como si fuesen de... Los artesanos conocen la esencia de los días, con sus nebulosas, con sus incertidumbres, con todo eso que arrastra el nacer. Si no somos artesanos es porque no queremos recordar... Anhelamos una civilización perdida, la que brota de nuestros recuerdos: el árbol, el frío, el horno, la nieve, la piedra, la leña... Tiene razón Miguel Parra: nos olvidarán, sin piedad. 

martes, 12 de enero de 2016

ARTE, VIDA Y TECNOLOGÍA

Los senderos creativos forman una red, por eso las ideas nuevas jamás se agotarán. Hay quien piensa que el arte contemporáneo ha tocado techo y que lo hizo hace varias décadas. Ya es imposible sorprender con algo nuevo, original, dicen. Sin embargo, aparecen nuevos territorios, nuevos campos de experiencia generados por las ciencias y la tecnología. Hay creadores que se mueven por las fronteras con atrevimiento, como es debido, si queremos avanzar.
Miguel Parra
 Daniel López del Rincón ha publicado “Bioarte. Arte y vida en la era de la biotecnología” (Akal, 2015), libro que describe un movimiento artístico reciente, en pleno desarrollo, el bioarte, lo que obliga a realizar precisiones terminológicas y conceptuales. Hay dos grandes tendencias, la biotemática y la biomedial. La primera agrupa a los artistas que utilizan la biotecnología como tema, bien sea para criticarla o ensalzarla. Estos autores incluyen en sus obras referencias al ADN, a la ingeniería genética, a los transgénicos, etc., pero sin manipular materialmente esos procesos. La tendencia biomedial trabaja directamente con la vida y recurre a las técnicas utilizadas por los científicos para crear. Mientras que para la corriente biotémática el laboratorio es sólo una fuente de imágenes y datos, para la biomedial el laboratorio se convierte en el taller del artista. Algunos bioartistas han pasado largas temporadas investigando en laboratorios de biotecnología. No se trata de algo esporádico o anecdótico. En el arte biomedial es esencial experimentar directamente con la vida y utilizar las mismas técnicas que los científicos.
  El libro de Daniel López pretende ser sistemático. Realiza una historia del bioarte y habla de cuatro fases. La primera transcurre desde 1920 a 1985, desde las ciencias de la herencia a la genética molecular. La segunda fase va desde 1980 a 1992, en la que surge la primera generación de bioartistas. La tercera fase es desde 1993 al 2001, segunda generación de bioartistas, se pasa de la hegemonía del arte genético a la heterogeneidad del arte biotecnológico. La cuarta fase va desde el 2002 a la actualidad, la consolidación del bioarte como movimiento artístico. Son interesantes las obras de Eduardo Kac, Marta de Menezes, Tissue Culture & Art, Critical Art Ensemble, Paul Vanouse, Allison Kudla, Joaquín Fargas,  Empar Buxeda…
    En la primera fase ya quedan definidas las dos tendencias. Edward Steichen inaugura el arte biomedial con sus trabajos sobre la herencia en los delphinium. Utilizaba un fármaco llamado colchicina para modificar genéticamente las plantas y obtener variedades nuevas. Exponía tanto las fotografías como las plantas mismas. Esta primera fase es de carácter mendeliana, no se abordan técnicas de genética molecular. Por otro lado, Salvador Dalí representa en sus obras la doble hélice del ADN. El tema de la biotecnología aparece como icono, como estructura formal o como asunto controvertido sobre el que reflexionar. La tendencia biotemática trabaja sólo con representaciones, nunca con la vida directamente.
   Ya desde los inicios surgen las primeras controversias, no con la tendencia biotemática, sino con el enfoque biomedial. Modificar organismos vivos, sean plantas, bacterias o conejos, con fines exclusivamente artísticos no ha sido bien recibido por todos, incluidos muchos artistas. Si ya es conflictivo transformar el ADN de un ser vivo con fines médicos o alimentarios, se puede uno imaginar fácilmente los argumentos que cabe esgrimir contra aquellos que sólo pretender crear obras de arte. Una de las razones por las que el bioarte tardó en arrancar fue que aún acechaba la oscura sombra de la eugenesia, sobre todo nada más acabar la Segunda Guerra Mundial.       
La biotecnología ha abierto nuevos campos de experiencia. Ahora bien, cabe preguntarse qué nos puede aportar el bioarte, el biomedial, el que modifica organismos en el laboratorio. Si toda la reflexión sobre las nuevas tecnologías se hace desde fuera, corremos el riesgo de acabar en la ignorancia y carecer de herramientas conceptuales para realizar una crítica seria. El bioarte hace visibles los procesos y nos invita a conocer lo que se está haciendo. Por otro lado, genera obras de gran valor artístico, jamás realizadas, no sólo por su riqueza conceptual, sino por su belleza, con nuevas texturas y formas procedentes de la misma naturaleza. Los artistas pueden, incluso, aportar analogías, comparaciones, metáforas, figuras, dinámicas y relaciones con valor epistemológico en el contexto de descubrimiento, para generar nuevas hipótesis, nuevos caminos. Gran parte del libro está dedicado a estas reflexiones: diálogos interdisciplinares, nuevos materiales, robótica y arte digital, arte y naturaleza…      

domingo, 10 de enero de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: EXTRAÑA SENSACIÓN

  ¿Este año también es para nosotros? ¿Todo entero? ¡Extraña sensación! Quizás no merezcamos tanto tiempo... Ya sabemos que el azar es caprichoso, pero un año entero... Otra vez el dinosaurio y sus atrocidades, el roedor y sus senderos... ¿Sabremos esquivar el tedio de los días? Y viajamos a miles de kilómetros por hora para volver al mismo sitio... No hay, seguro, ningún otro ser en el universo que desperdicie mejor el tiempo. Nadie nos superará en eso. Pero un año... Quizás sea demasiado para un maldito roedor, tan ajeno a todo... ¿Será una condena? Tampoco. Sabe el filósofo que sólo merecemos el tiempo que construimos. No queremos regalos envenenados. Sólo merecemos lo que creamos cada día como si fuese el último. Un año entero y regalado sólo puede ser un engaño mortal. Acudid a la cita de los días como si fuese la última cita. Roed la sombra de los días como si se tratase del mejor alimento. Todo lo demás es un regalo envenenado. Sabe el filósofo que un año entero es demasiado...

miércoles, 23 de diciembre de 2015

ÉTICA DE ROEDORES: ACURRUCADOS

  Cuando el terrible dinosaurio agacha la cabeza, como si estuviera herido, se convierte en el animal más peligroso del bosque. Después de un gran huracán todos buscan refugio. Y el cuerpo desmedido del dinosaurio se presenta como el cobijo perfecto para nuestros miedos o para nuestras inseguridades. Pero es horrible esa escena, la del roedor acurrucado al calor del dañino dinosaurio. Agacha la cabeza, sí, pero todo es un cruel engaño, pues sabe el dinosaurio que el roedor es temeroso y sólo quiere ver cada árbol del bosque en su sitio. Acurrucados, heridos, los roedores creen que han llegado a casa. Son momentos de incertidumbre, momentos en los que el viejo dinosaurio aprieta los grilletes, oscurece los senderos. Mas sabe el filósofo que la incertidumbre es madre de la novedad y que los grandes bichos no están acostumbrados a semejantes cambios. ¡Huid de la certidumbre! ¡Huid de la maldita estabilidad que nos esclaviza! ¡Si sois roedores de verdad, elegid el laberinto, el maldito laberinto de la libertad! ¡Que nadie se acurruque al calor del fétido dinosaurio! Porque sabe el filósofo que sólo de la incertidumbre nacen las nuevas ideas, los nuevos senderos. Y tiempo, tiempo, nos sobra. ¿Acaso no tiene tiempo el oprimido? ¿Qué puede pasar si el presor debe posponer su tortura? Nosotros, los roedores, somos los que creamos el tiempo, con el trabajo. Todo lo demás es robo y miseria planificada. ¡Que esperen los explotadores! ¡Los roedores amamos la palabra, el conflicto y el diálogo! ¡El bosque no tiene límites! Y aquellos que se acurruquen a la sombra del gran bicho, aquellos que quieran la bendita paz del bosque, aquellos, falaces, son las malditas alimañas del bosque. Sabe el filósofo que el tiempo pertence a los desposeídos...

jueves, 17 de diciembre de 2015

ÉTICA DE ROEDORES: EL DÍA

Nadav Kander
   Se acerca el día en el que el dinosaurio será abatido, no por la garra irracional del cráneo hueco, sino por la cordura del roedor, del maldito roedor. La palabra, la vieja palabra, la que resuena en los oscuros recovecos del bosque, sólo la palabra nos librará del gran dinosaurio. Se acerca el día. ¡Que nadie olvide el secreto del bosque! Las sombras acogen la dignidad perdida del roedor. Para recuperarla sólo necesitamos recordar el origen de todo. Porque nada brota sin el trabajo. Se acerca el día. Y el dinosaurio, si sobrevive, seguirá creciendo. ¡Recordad de dónde procede todo! Cada bocado de pan, cada trozo de carbón, cada sorbo de leche, cada idea... Se acerca el día. ¡Que nadie olvide su origen! ¡Que nadie traicione a los muertos! Si el roedor, ajeno a la luz, se enreda en los senderos prefabricados por la bestia, arruinará todo futuro. Huid de los cráneos huecos, porque de ellos se alimenta el gran dinosaurio. Sólo el atinado razonamiento o la afinada sensibilidad nos librarán de los enemigos del bosque, de los salvajes.

viernes, 11 de diciembre de 2015

DODOTIS PARA LAS ZAMBOMBAS

  Entre el orín y la herrumbre accedemos a la calle Francos. Lo de herrumbre lo leí en algún pasaje de la Biblia. Ya saben, contrastes conceptuales para resaltar el verdadero bien. Suena la pandereta entre el olor a orín en el centro de Jerez. Vale, no es muy delicado, pero es la verdad navideña. Le digo a Ana que hay que escribir sobre este asunto tan delicado y me dice que sí, que lo haga.  Es tan bonita la navidad, con su orín y todo. Atravesamos el callejón y nos sumergimos en la podredumbre. Dice Ana que es como una inmersión lingüística... Es la calle Francos... Los renos y los camellos, animales sufridos, reparten regalos, presentes, nunca futuros, porque desde su animalidad saben que el futuro está pohibido en Jerez y en Siria. Si aguantamos la respiración, quizás podamos atravesar el espejo y llegar al otro lado, donde todo es posible y las calles sean calles.

LA REALIDAD SE OCULTA

    No sabemos cuándo, ni lo sabremos, pero hubo un tiempo en el que nos bastaban las apariencias para vivir y sobrevivir. Con una corteza cerebral más compleja, los seres humanos pronto comenzamos a pedir explicaciones, a exigir la verdad. Hubo un momento en el que las apariencias se convirtieron en un obstáculo para conocer la verdadera realidad, su esencia. Se inició así un nuevo sendero, el de la racionalidad, quizás con los griegos, el sendero del logos. Ahora bien, con las verdaderas explicaciones el sentido común se irritó. Ya nada es lo que parece. Resulta que los objetos, que parecían tan verdaderos y naturales en su ser, en su aparecer, ya no son nada, son una mera ficción. Y la realidad está al fondo, oculta, sólo accesible para el que sabe de estructuras, para el matemático.
Ilustración de Miguel Parra
         Hace cien años que Einstein terminaba su teoría de la relatividad general. Con David Hilbert pisándole los talones, aquel empleado de la oficina de patentes, dotado de una imaginación desbordante, encontraba la estructura profunda de la naturaleza. Y la encontraba gracias a aquellos matemáticos que habían explorado nuevas geometrías, espacios definidos con otros axiomas. Lo que en principio parecía un entretenimiento formalista, a la larga, fue el andamiaje de la nueva física.
         Lo que Newton jamás llegó a comprender se aclaró con el concepto de campo de Faraday y Maxwell, el primero intuitivo y el segundo con ecuaciones. Y Einstein, acostumbrado a vivir con campos, ya que su padre trabajaba en centrales eléctricas, descifró el enigma. Tras cien años de relatividad general, seguimos perplejos. Lo que las ecuaciones muestran parece difícil de captar por nuestra imaginación. Las metáforas no sirven si la complejidad es inabordable, inconmensurable. Tanto la teoría de la relatividad, las dos, como la física cuántica suponen un reto creativo apasionante.
         Einstein era capaz de imaginar soluciones, conceptos físicos, dinámicos. La matemática vendría después. Que la gravedad tenga que ver con la curvatura del espacio-tiempo provocada por una masa no parece asunto fácil para el sentido común. Nos cuesta representarlo gráficamente. Implica gran esfuerzo entender eso de que el espacio y el tiempo forman una especie de malla. Una bola de hierro sobre un mantel hunde el espacio, sí, pero nos cuesta entender que también el tiempo. No manejamos todos los planos a la vez ni todas las dimensiones. Nuestra imaginación ha surgido por selección natural, en un entorno de objetos a nuestra medida. Los problemas con los que se enfrentaron los organismos que nos precedieron han sido problemas macro, a velocidades y escalas limitadas, las propias de un mamífero. Nuestra percepción, que emerge de la interacción de partículas elementales, funciona en un mundo de cualidades globales que también emergen de esas partículas. Aunque comprendamos matemáticamente cómo funciona la teoría de la relatividad o la física cuántica, nuestra imaginación debe consolarse con una aproximación.
        Cien años de relatividad general no son nada. Y es una teoría que ha confirmado sus predicciones. La luz se desvía al pasar por una masa como el Sol. El tiempo transcurre más despacio cerca de una masa que lejos de ella. Y como la aceleración es equivalente a la masa, pues un objeto que se mueva a grandes velocidades produce la misma curvatura y el tiempo transcurre más despacio. La gravedad queda por fin explicada: los cuerpos son atrapados por ese hundimiento de la malla. A ver cómo encaja todo esto nuestro sentido común… Resulta que el espacio y el tiempo no constituyen ese armazón fijo en el que transcurren los acontecimientos, los hechos.
            La estructura de la realidad parece sencilla. Unas pocas ecuaciones, simples y bellas, lo explican todo. Una hilera de símbolos es suficiente para describir cómo se comporta el espacio-tiempo o cómo se comportan las partículas elementales. La verificación de las predicciones y el uso tecnológico que hacemos de ellas nos dicen que algo tienen que ver con el mundo real. Todo es tan simple que no lo entendemos a la primera. Todo es tan simple que la complejidad de nuestra vida cotidiana nos ofusca. El excelente libro de Carlo Rovelli “La realidad no es lo que parece”, editado por Tusquets, explica con sencillez todo esto y mucho más.

http://www.diariodejerez.es/article/jerez/2172212/la/realidad/se/oculta.html

jueves, 10 de diciembre de 2015

ÉTICA DE ROEDORES: EL GESTO DE PIRRISKY

 Nadie habrá oído hablar del Gesto de Pirrisky, a pesar de la nobleza del trazo. A los roedores nos gustan esos gestos, los que se pierden en la inmensidad de los días y convierten una mañana cualquiera en una obra de arte. Hominen te esse cogita es el aroma a oloroso que rezuma ese noble esbozo inesperado de Pirrisky, entre los viejos toneles. Si mis escritos pudiesen correponder como es debido... Mas sabe el roedor que toda palabra es vana ante los rostros puros de los muros. Y basta una mirada para descubrir a qué distancia estoy de la verdad...

domingo, 6 de diciembre de 2015

INQUIETANTE COSMOS

   Esa teoría que habla de universos paralelos, quizás infinitos, me tiene desconcertado. Menos mal que es una mera especulación, porque me aterroriza pensar que una de esas infinitas posibilidades consiste en un universo idéntico al nuestro salvo en una cosa, la conciencia. Sí, me da igual que haya miles de universos, sin vida, con vida, hay millones de posibilidades. Pero lo que me asusta es pensar que hay una realidad en otra dimensión donde todo es igual a la nuestra menos en la conciencia de lo que ocurre. Me imagino a seres que han construido una gran civilización, pero sin darse cuenta, seres que han creado arte y literatura, pero no son conscientes de ello, seres que viven como si no viviesen, ajenos a todo lo que ocurre, ajenos a sí mismos. No sé, todo es muy extraño.