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lunes, 30 de abril de 2018

LAS LEYES

Tensión. Amancio González Andrés
    Las leyes no brotan de los cielos. Fueron redactadas por seres humanos, seres de barro, frágiles y cambiantes. Los códigos acogen en sus entrañas los valores dominantes, los prejuicios y los intereses de los que mandan. Los sistemas jurídicos no son entes abstractos, deductivos. No son estructuras descarnadas. Las leyes no brotan de los cielos porque siempre hay nubarrones grises que amenazan con anegarlo todo, hasta el intelecto. Tenemos que convivir con la hermnéutica jurídica, no con un algoritmo. En este mundo moderno ya nada procede de los dioses, claro que no, porque somos muy racionales. Nos han hecho creer que las leyes nacen de unos principios racionales, incuestionables, y que todos los códigos surgen tras dar cuatro pasos deductivos evidentes, incuestionables. Tipificar implica decidir qué es lo justo y lo injusto. Clasificar no es un acto de caza o recolección. Se parece más a una siembra selectiva o una construcción. Se define el delito desde unos intereses, desde una forma de ver el mundo, patriarcal y capitalista. Y se interpreta la norma desde esa perspectiva. Te tratarán como un simple objeto, sin dignidad, como una mercancía. Serás un medio de producción o una máquina de consumir. Y tu cuerpo no valdrá nada. Tú no valdrás nada. Las leyes no brotan de los cielos, porque en los cielos no hay nada.

sábado, 27 de enero de 2018

TRAMAS

     
Chiharu Shiota


 La memoria atraviesa todas las políticas y las tiñe de nostalgia. El pasado, tiempo cristalizado en hechos, está ahí para proporcionar cimientos sólidos a los arquitectos del presente. Nadie sabe dónde están los acontecimientos, quizás en las inscripciones, en los documentos y en las ruinas. Nuestra memoria personal se entrelaza con la memoria colectiva, ese conjunto de hechos hilvanados con el hilo transparente de la hermenéutica ideológica. Mi existencia, tan fragmentaria y deslavazada, adquiere sentido en los sistemáticos libros del fluir y del narrar. Sé quién soy porque pertenezco a una corriente ordenada de tiempo. Sé quien soy porque mi historia encaja con la Historia. La memoria atraviesa todas las políticas y las embadurna de legitimaciones tardías. Los ingenieros del tiempo descubren de dónde viene todo lo que necesitamos hoy para actuar con toda la razón del mundo. Pueblos, fronteras, identidades, tradiciones, banderas, imperios y revoluciones… Creamos recuerdos y los vendemos al que está de paso. Creamos tradición para llenar la ruta y el folleto. Hay ruinas que deben ser demolidas y hay ruinas que deben ser plastificadas. Hay huellas que debemos conservar y tasar porque generan riqueza, y hay huellas que son el recuerdo de la opresión y la barbarie. La memoria atraviesa todas las políticas y las impregna de arbitrariedad documentada. Este ruinoso mecanismo de pensar no comprende cuándo un templo es riqueza cultural y cuándo es el siniestro humo del opio del pueblo. Tampoco sabe si el palacio es un símbolo del poder de la clase dominante o el patrimonio del pueblo que la desidia de los gobernantes no logra conservar. Y no sabe si el nombre de la calle es una celebración que hay que eliminar o una injusticia que no debemos olvidar... La incertidumbre histórica sirve para legitimar todo, tanto lo uno como lo otro. Las efímeras existencias recuerdan los recuerdos fabricados por los ingenieros del pasado, técnicos de la nostalgia. Nos enseñan hermenéutica para que nuestras vidas cobren sentido a través de los legajos, dispersos y polvorientos, tan ajenos a todo… Debemos conocer el pasado para que sepamos quiénes somos y cuáles son nuestras raíces, dicen los topógrafos del tiempo. Aprender del pasado… Mas este ruinoso mecanismo de pensar no sabe si hay que conocer la urdimbre sagrada de los hechos para que no se repitan o para que no perdamos el hilo. El montaje de la instalación Lost Words de Chiharu Shiota muestra muy bien cómo trabajan los ingenieros del tiempo.
( www.youtube.com/watch?v=6e8hwQsbJNQ) https://laandalucia.org/tramas/

domingo, 12 de noviembre de 2017

BURBUJAS

   
Khaled Youssef 
       Escribe Wilhelm Waiblinger que Hölderlin “vive décadas enteras lejos de cualquier contacto con el mundo y no cuenta para pasar el tiempo con nada más que el ruinoso mecanismo de su facultad de pensar”. Este ruinoso mecanismo de pensar, el mío, sólo ve pompas de jabón, burbujas, inmobiliarias o no, financieras o no… Pienso en burbujas formadas por símbolos, por significantes y significados, donde unos se refieren a otros en un bucle infinito de perseverante entrelazamiento. Las burbujas simbólicas son múltiples, son autosuficientes: escritores que se elogian mutuamente; nacionalistas que se justifican con un relato redondo o con un trapo de colores; creyentes que confunden desear otra vida con conocerla; revolucionarios que se olvidan de la realidad y anhelan el verdadero momento histórico; filósofos que siempre tienen la razón y se nutren de demostraciones circulares; artistas que se sienten ignorados en un mundo en el que nadie valora el verdadero arte; periodistas que maquetan el infinito mosaico al que llaman actualidad; profesores incomprendidos por una sociedad cruel e ignorante... Las burbujas son efímeras, pero bellas, nadie lo puede negar… Desde fuera vemos cómo las pompas de jabón reflejan todos los colores del arcoíris. Los que están dentro sólo contemplan su interior, porque para ellos no existe otro mundo. Mientras están suspendidas en el aire o en el agua, son sublimes artefactos. Y todos nos quedamos boquiabiertos porque sabemos que ese equilibrio de fuerzas durará poco: la tensión de la superficie se romperá y el entramado de símbolos y justificaciones, con su enjambre de fantasmas, se disolverá… Mónadas de Leibniz o esferas de Sloterdijk, las burbujas son metáforas espaciales para describir la pluralidad de mundos. El fotógrafo y poeta de origen sirio Khaled Youssef mira Europa a través de las burbujas y sus reflejos… Mas sabe el filósofo que nadie ha visto desde fuera la gran burbuja del capitalismo global, y que quizás sea una terrible quimera, una ilusión. Nadie conoce la pompa siniestra que se alimenta de todas las demás…
https://laandalucia.org/burbujas/

domingo, 10 de septiembre de 2017

VÍSCERAS


Francis Bacon
 Recuerda que todas las arterias conducen a Roma, recuerda. Jamás menosprecies una víscera. Hasta una calle muerta, como la calle Francos, tiene las suyas, formas orgánicas fuera de lo común, mentes creativas que cultivan el caos. Recuerda que las venas transportan el humus secreto del universo, recuerda. Y que las máscaras nos miran y derraman desidia. Las máscaras, recuerda. En el Damajuana tramamos el orden del mundo, la disposición de los seres, la bifurcación de los canales. Porque habrá un orden irreconocible para las mentes cansadas y cobardes, un orden travieso que se escurre entre los dedos. Recuerda que las vísceras arrojan ideas sobre un viejo balde de zinc, para que los cerebros sientan envidia de los riñones. No estamos acostumbrados a la poesía de los mataderos, claro que no. Nadie puede vivir con semejante culpa. Aunque no es desazón suficiente como para crear otro mundo. En la calle Francos, la muerta, las vísceras se revuelven, se agitan, impacientes, y añoran tiempos mejores, pero no tan creativos. Recuerda que todas las entrañas poseen memoria del futuro, tanta como para vivir sin el azogue de los malditos espejos. Manuel del Valle enseña gramática al tiempo.