lunes, 5 de septiembre de 2016

NATURALEZA

Nadav Kander
  Oleaje, mucho calor, es el fin del mundo. No viene mal este recordatorio, como las nieves, las lluvias y los vientos. Sabemos que hay algo que hemos olvidado, algo esencial, pero no sabemos qué. ¿Es que nada nos asombra ya? ¿Es todo tan mediocre? Oleaje, mucho calor, es el fin del mundo. No viene mal pensar con el yo terroso, el del fango, y palpar las raíces del desbarajuste. ¿Es que no hay un logos detrás de todo esto? ¿Es todo tan terrible? Los acantilados se derrumban sobre nuestra desidia, y las corrientes nos empujan hacia el abismo. Somos seres acuáticos. Somos seres eólicos. Somos seres ardientes. Aparecerán monstruos terribles en la costa, engendros dañinos, y nosotros, los civilizados, lo grabaremos en vídeo para compartirlo.