viernes, 22 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LOS LIBROS

Fyodor Petrovich Tolstoy
   Pocos libros había en la casa de un panadero: la enciclopedia Álvarez, Cuentos a media tarde, una diccionario escolar y las aventuras de Ulises ilustradas. Hay días que pienso que fueron pocos y hay días que pienso que fueron demasiados. De la enciclopedia recuerdo los dibujos esquemáticos y la historia sagrada. Mi padre me lo leía como si fuese algo importante, algo que debía realizar un panadero a las nueve de la noche, habiéndose levantado a la cinco de la mañana. No me acuerdo de nada. Quizás de Isaac o Moisés ¡Qué más da! Aquella enciclopedia, extraña, comida por los roedores, malditos roedores, siempre igual... contenía todos los saberes de una humanidad perdida... Y luego llegó Ulises, el inteligente, el que sabe utilizar la astucia, el del caballo de Troya, el del arco, el que llega a casa y tiene que liquidar a los pretendientes. Imágenes difusas de un libro descosido que trae enseñanzas nobles, diría Nietzsche. Pocos libros había entre la harina y la amasadora. Poca erudición dejaban el horno y la leña. Mas sabe el roedor que basta una palabra, sólo una, para resumir todo el universo, todos los significados, basta una palabra, si fue bien dicha al calor del horno. Y sabremos los roedores que, tras años de estudio, todo estaba en el trillo, la cuadra o el horno. Por eso leemos, para recuperar aquellas ascuas...

viernes, 15 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: TUYA

   ¡Todo fue hace tanto tiempo...!  La memoria es algo muy extraño. Vemos y no vemos. Sentimos y no sentimos. ¡Todo fue hace demasiado tiempo...! Somos para recordar, nada más. A veces imagino cómo querré recordar lo que estoy viviendo. El método es sencillo. Una canción, una imagen, el canto de un pájaro, los colores de una planta... Todo vale, si queremos predecir la nostalgia. ¡Recordaré esta brisa en mi cara! ¡Recordaré las caras de mis hijas! Sabemos que todo fue hace demasiado tiempo. Y nosotros, los de ahora, queremos construir nuestra nostalgia... Recordaremos,
Nadav Kander
quizás en el último instante, aquellos reflejos ingenuos del mundo, los que son más comunes. Recordaremos una palabra, una mirada, o el recuerdo de una palabra o una mirada. La única tarea que tenemos es preparar esa última imagen, la que resume todo y nada... No hay pócima secreta. No hay fórmula matemática que sirva para definir ese instante supremo, ése que todos viviremos o moriremos... Tenemos toda una vida para querer ese último bosquejo. Y arrastraremos los deseos de nuestros padres, de nuestros abuelos... ¡Todo fue hace tanto tiempo, que parece hoy, ahora, cuando escribo y tú lees! Sabe el filósofo que la memoria es un invento terrible, apasionante y cruel, un invento de los roedores para sobrevivir entre los musgos... ¡Construye tus recuerdos, roedor! Y volveremos, en el último momento, a sentir aquellos ojos, aquellas manos, aquel olor, aquel calor, aquellas lágrimas! ¡Sé libre y construye tus últimas imágenes! Porque el espacio y el tiempo son creaciones de tu deseo, recovecos de una existencia azarosa y contingente. Pero la última imagen, la última sombra, por favor, ¡que sea tuya!

martes, 12 de abril de 2016

CULTURA CIENTÍFICA ILUSTRADA

         Dentro de unos días tendrá lugar la cuarta edición de la Feria de la Ciencia en la Plaza del Arenal. Sin ánimo de exagerar, cabe afirmar que es una de las actividades educativas más importantes del curso. O mejor: es una de las principales actividades culturales de la ciudad. Es un proyecto en el que trabajan alumnos, profesores, instituciones educativas, científicas y políticas. Además, la feria contagia entre la población el amor al saber, basado en la razón y la experiencia, un saber que nos debería alejar de la superstición, los fanatismos y las injusticias.
Miguel Parra
         Hoy se habla de “cultura científica” para hacer referencia a ese conjunto de conocimientos básicos que todo ciudadano debería poseer si quiere desenvolverse con soltura en nuestras sociedades. Porque nadie puede ignorar que habitamos un sistema tecnológico en el que ciencia, tecnología y sociedad forman un entramado complejo. Lo que no está claro es cuánta ciencia necesita conocer un ciudadano y cómo hay que comunicar esos contenidos.
         Determinar qué teorías científicas son básicas implica saber qué estructura tiene la comunidad científica y qué función cumplen las diferentes disciplinas. Los proyectos de investigación necesitan financiación… Todas las áreas de trabajo se presentan como vitales ante el ciudadano. Por otro lado, comunicar la ciencia, divulgar las teorías y métodos, no es tan fácil como se pensaba. Hay muchas formas de divulgar, tantas como medios para transmitir información. Todos los géneros literarios sirven para enseñar. El ensayo de divulgación y las revistas tradicionales son de sobra conocidos. Pero también sirve el cómic, el teatro, el cine, los monólogos, la poesía, los relatos de ficción, la animación, la pintura, la escultura y todo el arte conceptual... Cuando los alumnos exponen un experimento en la feria, están representando una pequeña pieza teatral, con un guión, un escenario y un público al que hay que enseñar y entretener…
             Uno de los géneros que puede dar mucho de sí a la hora de hablar de ciencia es el cómic y la ilustración. Los aficionados a los tebeos y las artes gráficas saben que existen en esos campos grandes creadores. Si visitamos una librería, comprobaremos que las viñetas y la ilustración creativa están entrelazándose con todos los géneros y abarcando todas las temáticas. Voy a mencionar tres buenos ejemplos.
         “Enigma. La extraña vida de Alan Turing”, publicado por la editorial Norma, es una biografía en cómic de Francesca Riccioni y Tuono Pettinato. La vida de este matemático contiene muchos episodios apasionantes. Sus trabajos en teoría de la computación hicieron posible el surgimiento de los primeros ordenadores y el final de la Segunda Guerra Mundial. Su personalidad da mucho juego a los guionistas. El segundo ejemplo es un proyecto que nació en la red y que tiene como lema “Una única cultura”. Se trata de Principia, una revista de divulgación científica que utiliza muy bien la ilustración y el diseño como vehículos para hablar de asuntos científicos y tecnológicos actuales. Han realizado dos números en papel. Son textos muy cuidados. No son largos ni complejos. La maquetación y las ilustraciones convierten estos dos números en verdaderas obras de arte. Por último, más allá de la divulgación, les recomiendo la serie “Los proyectos Manhattan”, en Planeta DeAgostini, tramas de ficción con la realidad tecnológica y científica de fondo: “¿Y si el departamento de investigación y desarrollo creado para construir la primera bomba atómica hubiera sido la tapadera de otra serie de programas más inusuales?” 
         Divulgar es una tarea arriesgada y creativa. Los riesgos más comunes son: la excesiva simplificación de los contenidos; convertir la ciencia en un espectáculo vacío; quedarse sólo con lo anecdótico y llamativo; utilizar mal las metáforas; deformar al simplificar; olvidar la metodología; no cuestionar los proyectos; no fomentar el escepticismo; convertir la divulgación en propaganda… El ideal sería una comunicación crítica, participativa y rigurosa de los proyectos de investigación. Es fundamental que los propios científicos se impliquen en las tareas de divulgación científica. La imagen que tenemos de la ciencia se aleja, en la mayoría de los casos, de las prácticas científicas reales. Si somos conscientes de cómo y para qué se llevan a cabo los proyectos concretos de investigación, podremos participar en la política científica y tecnológica de nuestras sociedades.

sábado, 9 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: CREA UN MUNDO


Escher
 No olvides que la escritura es algo muy serio. Cada palabra es importante. No debemos ignorar de dónde proceden lo significados. Si olvidamos las palabras pronunciadas por nuestra madre, habremos obstruido los canales del sentido. Escribir es algo muy serio. Recuerda que naciste entre palabras, arropado por el calor de las emociones. Porque no hay palabra neutra: no hay escritura vacía de mundos. Y los dinosaurios quieren tus palabras, las quieren decir. Y si las dicen, no son tuyas. Y tus miradas les pertenecen. Escribir es algo muy serio, así construimos nuestros mundos o conservamos los que una vez tuvimos. ¡Que no te arrebaten tus sombras! Si la pisada del dinosaurio es terrible, no esperes la próxima. Habla y escucha la voz de los roedores. Los mundos, hechos de materia, son narrados con palabras. ¡Pero hay muchas formas de narrar estos mundos tan terribles! Si no describes los musgos tú, roedor, otros lo harán, los de la terrible pisada, los del capital, los de las cuentas en la montaña. No olvides que la escritura es algo muy serio. Hay palabras que hablan de la justicia y de la libertad. Si no las utilizas tú, roedor, serán tu última palabra... Hablar es construir. ¡Que no hablen por ti! Esconderse implica esclavitud. Ni el gran dinosaurio ignora esta verdad...

viernes, 1 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: LO REAL

Escher
 Todo transcurre como un día normal, como cada tarde, hasta que uno se da cuenta de que hay novedades, claro. Tenemos una máquina nueva de pinball y un individuo que quiere rellenar la hoja de reclamaciones porque le han cobrado uno setenta por una copa de fino. El universo es misterioso, extraño, complejo. Los físicos y los cosmólogos están a años luz de esta realidad. No necesitamos un acelerador de partículas para comprender la esencia de un mundo como el nuestro, lleno de ramajes y musgos. Nuestra normalidad es digna de estudio. Echo una partida en la máquina, luego otra y otra... Extraño universo de bolas de acero desplazándose entre enrevesados mecanismos, con luces y sonidos embaucadores... Es lo real...  Todo transcurre como un día cualquiera, sí, como esos días en los que el tiempo se diluye o se disuelve. ¿De dónde ha salido ese individuo que rellena la hoja de reclamaciones? ¿Será de este mundo cruel? Sabe el filósofo que estos casos son especiales, ajenos a toda ley, a toda categoría. Ni la metafísica ni la física podrán dar cuenta de estos hechos, quizás la psicología... Echo otra moneda y el mismo resultado. La máquina es cruel, siempre. Sabe el roedor que la máquina es terrible y que acabará con cualquier pensamiento.