viernes, 25 de mayo de 2018

JARDÍN SUR

 
Ana Erman
      Pertenecen a las profundidades de los bosques, y algunas tardes lluviosas de mayo habitan los claros. Son seres muy raros, ingenuos, gente atrapada en sueños. Enredados en la escritura de la vida o en el diseño del cosmos, son criaturas de las raíces, impregnadas de olores exóticos y cercanos. Aprovechan los días nublados para retar al Sol y leer a Cyrano. Gozan con la siembra porque saben que la felicidad nace en vísperas. Pertenecen a las sombras y escuchan el rumor de la Luna para trasladarlo al libro secreto que siempre están escribiendo o al cuadro imposible que nunca acaban de pintar. Buscan lo humano desde los sombríos, donde la humedad recuerda el origen a cada paso. Son seres estrafalarios y vanguardistas, capaces de habitar en una viñeta sin salida. Escurridizos como los roedores, son temidos y pisoteados con salvaje irracionalidad. Viven siempre al sur de los bosques. Y las tardes lluviosas de mayo imaginan otro universo, el jardín sur. 

miércoles, 23 de mayo de 2018

EUTANASIA Y VIDA DIGNA

       
Joan Miró

  Una Proposición de Ley del Parlamento de Cataluña ha abierto de nuevo el debate sobre la despenalización de la eutanasia. Se solicita la reforma del artículo 143.4 del Código Penal. Esta es la propuesta que se va a debatir en el Congreso de los Diputados: «4. No obstante lo establecido por los apartados anteriores, está exento de responsabilidad penal el que, por petición expresa, libre e inequívoca de una persona que padezca una enfermedad grave que lo conducirá necesariamente a la muerte o una patología incurable que le provoca sufrimiento físico o psíquico grave y que se prevé que será permanente, cause con actos necesarios la muerte segura, pacífica y sin dolor de esta persona o coopere a ello, dentro del marco legal establecido.»
         Se propone en esta Proposición la redacción de una “ley de disposición y soberanía sobre la propia vida que garantice la libre autonomía personal y, a su vez, la protección de los colectivos más vulnerables”. Esa ley, nos dicen, debería contener: “Una definición clara de los conceptos. Las condiciones que deben darse para llevar a cabo la eutanasia y el suicidio médicamente asistido. Las características que debe tener el paciente. Los requisitos que debe cumplir el personal sanitario en la toma de decisiones y en la actuación. Y la composición, las tareas y las competencias de los órganos de supervisión y control.” Como modelo proponen la ley holandesa de 2001. Mencionan más lugares donde se ha aprobado una legislación similar: Suiza, Luxemburgo, Estado de Oregón (EUA), Estado de Washington (EUA), Estado de Vermont (EUA), Quebec, Estados de Montana y de California (EUA), Colombia y Canadá.
         No es la primera vez que se intenta debatir el tema de la eutanasia en el Congreso. Los expertos en lógica parlamentaria temen que este debate se diluya en el tiempo y no llegue a ninguna parte. Por lo visto, hay muchas estrategias reglamentarias que permiten estancar un debate o hacerlo desaparecer. Y es una pena, porque es un tema de interés general. La necesidad de legislar sobre este asunto es evidente. En la Proposición se menciona la última encuesta realizada por The Economist en quince países en junio de 2015. En España un 78 %  se muestra a favor de legalizar la eutanasia, solamente un 7 % en contra y un 12 %  NS/NC.
         No veo ninguna razón ética para rechazar la eutanasia voluntaria, el suicidio asistido. Despenalizar la eutanasia supondría ofrecer una herramienta para vivir con dignidad los últimos momentos. Así pues, tiene que ver con la vida, claro que sí. Y nadie estaría obligado a utilizarla. Bien regulada, no perjudica a nadie. Disfrutar de ese derecho no conlleva ningún daño para otros ciudadanos. Es un desarrollo de la libertad individual, de la autonomía personal. Lo que es inconcebible es que uno no pueda vivir con dignidad hasta el final. Nadie debería poder obligarnos a vivir si ya no lo deseamos. Hasta ahora se ha tratado a los pacientes como niños, como si de golpe perdieran el control de sus existencias. La decisión de recurrir al suicidio asistido es nuestra, no del Estado. Las instituciones sanitarias y jurídicas solo serían un medio, un instrumento, un marco de posibilidades. La decisión autónoma y consciente la toma la persona, en el momento o mediante testamento vital. Ella sería la única responsable moral de elegir su final. La muerte es parte de la vida, suele decirse. Habría que añadir que es parte de mi vida.
         Si el debate parlamentario se lleva a cabo como es debido, debería ser largo y pausado. Y los ciudadanos deberíamos participar de algún modo en esas discusiones. Aunque existen comisiones de bioética que asesoran a las instituciones, como el Comité Consultivo de Bioética de Cataluña, no vendría mal una participación directa de la ciudadanía. Los partidos políticos, nuestros representantes, mantienen posiciones ideológicas sobre este tema. Sin embargo, la disciplina de partido en cuestiones éticas paraliza el verdadero diálogo. Ha ocurrido con otros debates similares. Un referéndum no sería mala idea, al menos hablaríamos.

jueves, 10 de mayo de 2018

AL FILO

Miguel Parra
   La cuchilla se esconde entre los pliegues de la indiferencia. Saben esconderse las cuchillas... El filo cortante causa dolor. Pero nadie parece ver la afilada amenaza hasta que se concreta en ausencia, en dolor oscuro. Sí, el dolor es oscuro. Me gustaría saber quién tiene la paciencia de afilar estas guadañas del ser. Habrá seres lúgubres, ajenos a la luz, quizás carentes del tacto de la seda. El odio germina entre los pliegues de la pasividad. Y brota como una planta tropical. Cuchilla de la posesión obsesiva, el filo de la muerte... Sí, el dolor es oscuro, y es un tenue silencio también. Afilar la hoja mortífera requiere concentración, y mucho silencio de los espectadores, observadores pasivos que al final de la obra se lamentarán, llorarán. Desconocer los secretos mecanismos del odio no nos libra de sus huellas. Olvidar los huecos del ser, provocados por la dominación, tampoco nos sirve para esquivar la oscuridad de la tristeza. Sí, la tristeza también es oscura. Habitamos un cosmos atravesado por los destellos del odio.

martes, 8 de mayo de 2018

AUTARQUÍA Y FELICIDAD

         Fernando Savater en “Las preguntas de la vida” distingue entre información, conocimiento y sabiduría. La información, nos dice, “presenta los hechos y los mecanismo primarios de lo que sucede”. El conocimiento reflexiona sobre esa información, “jerarquiza su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla”. Por último, la sabiduría “vincula el conocimiento con las opciones vitales o valores que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor según lo que sabemos”. La ciencia se mueve entre la información y el conocimiento, mientras que la filosofía lo hace entre el conocimiento y la sabiduría.
         Si los ciudadanos ven la filosofía como una actividad inútil es porque no hemos sabido explicar bien la distinción que realiza Savater. De hecho, hemos transmitido que la filosofía es una labor teórica, olvidando que su objetivo es práctico: ser felices. Claro que la teoría es necesaria. Sin explicación racional, sin reflexión, no puede haber una acción prudente que nos conduzca a la vida buena. Pero nos hemos enredado en los medios, en las herramientas conceptuales, y hemos perdido de vista el fin que da sentido a la actividad filosófica. Así, el ciudadano no sabe por qué debe conocer esa ristra de teorías. Si el conocimiento lo proporcionan las ciencias, nadie ve necesario conocer esas ideas filosóficas.
         La filosofía no busca el mero conocimiento, sino que persigue la sabiduría. El sabio busca la felicidad, ni más ni menos. Es el fin último de todos nuestros actos, decía Aristóteles. Y debe ser un fin que se busque por sí mismo, no como medio para obtener otros bienes. Sea lo que sea la felicidad, ha de cumplir ese requisito. Todos los pensadores griegos coincidieron en esta idea. Pero hay otra, y no menos importante. La felicidad ha de estar relacionada con nuestra esencia, con aquello que nos define y nos distingue de otros seres del mundo. Luego viene la parte más complicada: aclarar qué actividad cumple esas condiciones.
Epicuro
         La autarquía, autosuficiencia, fue mencionada por todos los sabios griegos. Para los socráticos, epicúreos, estoicos, cínicos y  escépticos, la felicidad estaba relacionada con el dominio racional de nuestras necesidades y deseos, que luego se concretaba en bienestar, serenidad y libertad. Ingredientes de la felicidad: no necesitar más de la cuenta, no ser esclavos de nuestros deseos y encontrar una actividad que nos satisfaga como fin en sí misma, no como un medio para otros bienes. Hallar una actividad así requiere el uso de la inteligencia práctica. Y el conocimiento que tenemos sobre nuestra naturaleza debe ayudarnos a elegir.
         La época helenística y la nuestra se parecen en algunos aspectos. Descartada la participación democrática, los ciudadanos intentamos sobrevivir en un mundo saturado de información y nuevas necesidades. Encontrar la felicidad, tranquilidad y autorrealización, se presenta como una tarea individual. En el océano de la información y el consumo desbocado, tanto el conocimiento como la sabiduría parecen inalcanzables. Hoy las personas alardeamos de necesitar muchos productos. Si no necesitas algo, es que no estás al día, estás fuera de juego. Manejamos información fugaz: no hay tiempo para la teoría, y mucho menos para la sabiduría.
         Comprender el mundo, saber dónde estamos y cómo funciona nuestra sociedad, puede acercarnos a esa autosuficiencia. También conviene saber distinguir entre las necesidades naturales y las necesidades diseñadas en los laboratorios del mercado. Buscar el placer, el bienestar razonable, tampoco viene mal. Sin olvidar, por supuesto, el placer estético, contemplación desinteresada de la belleza, y la creación artística, el mejor camino para evitar el aburrimiento. Y lo más importante, encontrar ese trabajo en el que puedas desplegar tus capacidades con los demás, sin tratar a nadie como un objeto. Así enlazamos a Epicuro con Kant, Schopenhauer, Nietzsche y Marx. Para lograr esta autosuficiencia individual, que se concreta en autonomía moral y libertad, se requiere un sistema económico y político que la haga posible.

lunes, 7 de mayo de 2018

Solera

Solera emocional: trasiego realista que transforma el enfado en decepción y tristeza.