sábado, 28 de marzo de 2015

TERNURA Y RESISTENCIA: LA POESÍA DE DAVID ELOY RODRÍGUEZ

“La poesía vista desde el espacio se ve chiquitita.
Los periódicos, los expedientes, los contratos
no se ven.
Las estadísticas, los mapas físicos, el futuro
no se ven.
La poesía vista desde el espacio se ve chiquitita.”


         No todas las presentaciones de libros cuentan con el lector ideal, Helios Fernández Garcés, lector que se ha zambullido en una experiencia estética sincera y ha sido capaz de definirla con dos certeras palabras: “La presencia de la poesía de David hace que la ciudad hoy sea más tierna y resistente. (…) Palabras aparentemente contrapuestas, palabras que despliegan mapas. (…) A veces la resistencia, como valor reivindicado por los de abajo, en el contexto de una sociedad depredadora, tiende a arrasar, consciente o inconscientemente, todo vestigio de ternura, de conexión con aquello que nos une. (…) La armadura de frialdad y distancia que construimos para luchar y protegernos se convierte, paradójicamente, en la jaula de nuestra propia humanidad. (…) ¿Cómo ayudar a visibilizar, deconstruir, a través de esos interrogantes, el complejo entramado de jerarquías de nuestra sociedad neoliberal…?”
         Si la poesía sirve para interrogar al mundo, tendrá que ser a través de la voz de David Eloy Rodríguez. Si un poema puede transformar el mundo y acabar con el tedio, será a través de la palabra dicha desde la raíz, desde donde escriben y hablan los poetas. Porque no todo poema soporta bien el viaje que va del papel al aire. Sólo unos pocos creadores saben encontrar el tono de lo que anhelan, de lo que sugieren, de lo que son… Dominar la escena, los tiempos, los gestos, la mirada, significa saber habitar la respiración del poema y saber transmitirla con naturalidad.
         Todo esto es posible porque David Eloy Rodríguez (1976) es un creador que utiliza tanto la palabra escrita como los recursos escénicos y audiovisuales. Ha escrito ya varios libros de poesía: Chrauf (1996), Miedo de ser escarcha (2000), Asombros (2006) Los huidos (2008)… También ha trabajado en el proyecto Su mal espanta, con la  Compañía de Poesía La Palabra Itinerante. Ha escrito libros ilustrados para niños. En Italia ha publicado Il desiderio è un ospite (2012) y ha sido incluido en la antología bilingüe Canto e demolizione (8 poeti spagnoli contemporanei) (2013).
         Desórdenes (Amargord, 2014) nos muestra los pliegues y recovecos de esta realidad aparentemente plana y opaca. Lo inesperado sirve para cuestionar la gramática del mundo, su orden. La poesía vista desde el espacio (De la luna libros, 2014) se adentra en la esencia de la poesía y en la potencialidad del lenguaje poético. Aparecen las infinitas dimensiones de la palabra. Dos libros que pueden leerse a la vez, pues son complementarios. En Desórdenes, el poema desvela las posibilidades no pensadas de lo real. En La poesía vista desde el espacio, el poema aborda la posibilidad misma de desvelar algo, la función de lo poético y nuestra relación con la palabra. La capacidad transformadora de la poesía se concreta aquí en esa construcción de inesperados espacios vitales, ejemplo de la función liberadora del lenguaje.


DESAPLICACIONES

¿Qué pasaría si no viniese lo esperado?

Si hubiera una tregua, y encarnaran el desmando y las reconcilia-
    ciones, si hubiera plácido furor de ser y no emboscadas.

Desconfiamos de lo mudable, por eso no percibimos su secreto.

Ser libre es, sobre todo, crear espacios de libertad.



        
    Antes de comenzar la presentación estuvimos hablando con el autor:


 ¿Cómo son estos dos libros que nos va a presentar hoy?

         Son dos libros de poemas que han coincidido en el tiempo de su publicación: Desórdenes, editado por la editorial madrileña Amargord; La poesía vista desde el espacio, editado por la editorial extremeña De la luna libros. Desórdenes se acerca a la aparición de lo imposible, de lo asombroso, de aquello que construye vida a partir del desorden, de lo sorprendente, de lo inesperado, en sus diferentes aspectos vitales, en el amor, en las circunstancias de este tiempo y de estos espacios que nos tocan. La poesía vista desde el espacio supone pensar y sentir los aprendizajes de todo este tiempo que uno lleva dedicado a la poesía, viviéndola desde el punto de vista de autor y lector, en un sentido amplio, vital. Recoge poemas que tratan de la poesía como forma de estar en el mundo, como forma de vivir, como escritura.

¿Concibe la poesía como una herramienta emancipadora?

         Es una herramienta de comunicación distinta, con una textura especial, con una energía y una fuerza diferentes, y por lo tanto la considero una herramienta de comunicación esencial y transformadora, porque lo he vivido y lo siento. La buena poesía, de todos los tiempos, ayuda a vivir, acompaña a quien la encuentra y señala pistas y posibilidades para la construcción de mundos mejores. Es una forma de ser, de estar en el mundo y de participar en la construcción de un mundo mejor.

¿Esa capacidad transformadora conecta con la escena, con el recital…?

         El libro de poemas es un buen vehículo de comunicación con aquellos lectores que se asomen a la página escrita. Además, de forma complementaria, para amplificar, extender, y hacer más efectivo y diverso el alcance de los poemas, está la oralidad, acercar los poemas de viva voz, o aquellas artesanías o elaboraciones escénicas que procuran mejorar la relación de la palabra con los públicos. Por ejemplo, he trabajado la conexión de los versos con el flamenco, con la música, con la imagen, fotografía, audiovisuales, con el arte dramático, diferentes maneras de hacer que la poesía llegue más y mejor a quien la encuentra.

¿Esa pluralidad de géneros le ayuda en el proceso creativo? ¿Hay trasvase de ideas de uno a otro?

         De toda experiencia de investigación, de exploración, creativa y vital se aprende y se vuelve enriquecido del viaje. En cada relación que he tenido con diferentes artistas, del género que sean, hay un enriquecimiento mutuo, en el diálogo, en el proceso, sin duda. El poema en el papel es una cosa, en viva voz es otra. El poema en diálogo con los cuerpos, con las imágenes, con la escena y con los públicos se transforma, se diversifica, se vuelve más complejo, revela su esencia,  también se simplifica,.. En fin, los poemas llegan mejor, de otra forma.

¿En qué consiste el proyecto Su Mal Espanta?

         Es uno de esos proyectos donde colaboro con varios artistas. Hace más o menos un año presentamos un libro-disco, publicado por la editorial Libros de la Herida, incluye poemas recitados, cantados por Daniel Mata en el Callejón del Gato, ilustrados por Patricio Hidalgo, y que recogen el espíritu y la energía del espectáculo del mismo nombre. Este libro-disco nos ha dado muchas alegrías. Lo hemos presentado en muchos lugares, en España y en el extranjero. Nos ha permitido acercarnos a muchos públicos, muy diversos. Y tenemos el privilegio de que esté prologado por los poetas Juan Carlos Mestre e Isabel Escudero, poetas que admiramos.

¿Cómo ve el panorama cultural?

         Creo que pensando y haciendo juntos se puede construir mejor de lo que hay, en mejor dirección de lo que se ha construido hasta ahora. Me gustaría que hubiera sincera preocupación por la cultura en las instituciones políticas y que la cultura no fuera sólo “industria cultural” como en los últimos años se nos ha hecho creer. La cultura son esas expresiones que más merecen la pena de nuestro pueblo. Por eso deben ser conservadas y compartidas. La cultura merece atención por sí misma, porque es útil para vivir y hace mejor la vida, no por el hecho de convertirse en dinero o tener algún tipo de traducción económica.

¿Qué proyectos tiene en mente?

         Andamos muy enredados, en muchas cosas a la vez. Por estar aquí en Jerez quiero acordarme del espectáculo Deseo, que hemos tenido el privilegio de estrenar en el Festival Internacional de Dublín, con letras flamencas poéticas escritas por José María Gómez Valero y por mí. Tiene un elenco de artistas del que nos sentimos muy orgullosos. Trata de manera interdisciplinar de relacionar el flamenco con la poesía, la creación audiovisual, con la pintura en directo, con Patricio Hidalgo. (https://vimeo.com/117420196)

viernes, 27 de marzo de 2015

ÉTICA DE ROEDORES LIII: CUERPOS

  Nuestros cuerpos, tan pesados, tan cansados... Nuestros días, cada día, tan pesados... Si todo fuera tan fácil como mirar al suelo y ver tierra, acabaríamos acostumbrándonos a nuestra miseria. Cuerpos, deteriorados, nada más nacer, eso es lo que somos. Y ese deterioro lo arrastramos por todos nuestros senderos. Siempre preocupados por no disolvernos antes de tiempo. ¡Qué ingenuos! ¡Como si existir no fuera ya una disolución! Quiere el roedor que los senderos que recorre lo distraigan, lo embelesen. Porque huir siempre implica huir del aburrimiento esencial, del deterioro. Nuestros cuerpos, tan abatidos, desde el primer día... Nacer, dice Cioran, fue la primera derrota, la definitiva. Mas sabe el filósofo que incluso en las derrotas esenciales puede habitar la libertad, la ilusión de libertad. Y surge la palabra, el trazo, como digna ilusión para seguir abriendo falsos senderos, caminos a ninguna parte, pero... Estos cuerpos tan cansados se resisten a caer. ¡Ilusos! Todo cuerpo, además de protones y neutrones, es una vieja ilusión, un cuento, una ficción que se nutre de castillos en el aire... Tanto sendero, tano ir y venir... ¡Qué cansancio de los cuerpos! ¡Aburridos de sí mismos! Aburridos de cargar con un vano impulso, un deseo construido una tarde de invierno, cuando el viento sopla en la esquina y los perros del vecino ladran sin piedad... No es fácil para los cuerpos reconocer el cansancio definitivo, con el que se nace, porque la ilusión es muy poderosa. ¡No podemos abandonar esta ficción! ¡Somos un cuento chino! Sabe el roedor que la huida es inaplazable y que huir es crear refugios, con palabras, para esconderse, para...

lunes, 23 de marzo de 2015

RAGEL

        Un bombero solitario, frente a un amasijo retorcido de hierros, termina de apagar un incendio. La estructura metálica muere vencida sobre los escombros humeantes. El bombero parece un soldado que acaba de conquistar la última fortaleza, aunque bien podría ser un personaje de ciencia ficción, un héroe que lucha contra un monstruo informe. En otra escena, varios jinetes descienden una ladera de polvo y piedra mientras son observados por algunos espectadores al fondo. El recorrido fotográfico nos ofrece tanto la ingenuidad de un niño bañándose en un balde como el misterio de la cámara de seguridad de un banco. Así son las fotografías que aparecen expuestas en los gélidos Claustros de Santo Domingo, composiciones de gran calidad técnica, artística y documental, obras de Diego González Ragel (1893-1951) y de su  archivo personal.

         La muestra queda dividida en varias secciones: Publicaciones y familia, Ragel y Madrid, Ragel Sportman, Ragel y los Sorolla… Una locomotora inmensa echa humo al lado de una figura humana que cruza las vías. Como en el caso del bombero, un entramado de hierro y humo parecen amenazar a la humanidad. Y una tercera foto para rematar la idea: hombres metidos, atrapados, dentro de la cámara de seguridad del banco. Principios del siglo XX, la civilización moderna queda configurada, con su progreso y sus guerras, con su bienestar y sus miserias. Los deportistas acomodados contrastan con la destrucción bélica. Diego González Ragel captó todo eso con maestría. Un retrato de Sorolla, un estudio, un caballo, escenas de hípica, ciclistas… En los Claustros, además de fotografías, también hay ejemplares de sus publicaciones y material de trabajo.

         Diego González Ragel nació en la Calle Larga. Debajo estaba el estudio de fotografía de su padre. A los 18 años se fue a Madrid para trabajar como retocador en un estudio. Luego viajó a Buenos Aires donde aprendió la técnica del reportaje. Volvió pronto y se estableció en Madrid. Allí comenzó a colaborar con importantes publicaciones del momento: la Esfera, Mundo Gráfico, ABC, Blanco y Negro, Revista Cinegética… En la muestra quedan reflejados los intereses del autor. Recordemos que fue reportero de guerra, fotógrafo personal de José Riquelme, general republicano en Madrid. También fue gran aficionado a varios deportes y a la caza. Estuvo implicado en las investigaciones sobre el oro de Moscú y acabó trabajando para el Banco de España.         

        
María Santoyo es la comisaria de esta exposición, con la colaboración de Adrián Fatou. Es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Como gestora de proyectos culturales cabe destacar la reciente exposición sobre Nicola Tesla en la Fundación Telefónica, realizada junto con el escritor Miguel A. Delgado. Es la gestora del Archivo Ragel, que cuenta con 10.000 negativos de finales del XIX y principios del XX. El archivo, situado en El Escorial, en Madrid, consta de varios archivos. El principal es el de Diego González Ragel, con 3000 negativos (clichés de cristal, acetatos y carretes de 35 mm). También consta de una colección de placas estereoscópicas del fotógrafo Liborio Porset y el archivo taurino de Aurelio Rodero y Manuel Vaquero. María Santoyo y Carlos González Ximénez, bisnieta y nieto de Ragel, son los encargados de la catalogación y conservación del archivo. Santoyo ha publicado varios libros sobre Ragel: Ragel, Madrid interrumpido (Temporae, 2013); Monterías y caza menor. Fotografías de Ragel 1920-1935 (Turner, 2014) y PhotoBolsillo Ragel (La Fábrica 2014). En 2015 se publicará Alta montaña. Fotografías de Ragel 1940-1950 (La Trébere). (Más información: http://mariasantoyo.com)
         Enmarcada dentro de la celebración de las IV Jornadas de Archivos Privados, la exposición de los Claustros se complementa con la muestra que tiene lugar en las Bodegas Tradición donde hay más obras de Ragel, trabajos sobre cinegética, a los que se añadirá en abril una selección de fotografías del autor.

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viernes, 20 de marzo de 2015

ÉTICA DE ROEDORES LII: ELEGIR EL SUR

¿Sabremos elegir el Sur? Parecía tan fácil... ¿Sabremos discernir la palabra y el olvido? Parecía tan difícil... Volveremos a construir castillos en el aire, quizás. Porque la miseria de la esperanza no da para más, ni para menos. Pero el roedor, que se pierde por los viejos senderos, se pregunta si existe el Sur, si no será una ficción más, una ficción que interesa a los que poseen la tierra, los senderos y los olivares. ¿Sabremos elegir el Sur? Ya nadie los sabe. Ya nadie lo ignora. Porque quizás elegir sea la última proeza, la imposible, el último número del circo, del gran circo... De la maleza brotan las palabras, las metáforas: son tiempos de retórica. Y el roedor añora el Sur, porque el Sur refleja lo que quiere ser el Norte... ¿Sabremos elegir el sendero del Sur? ¡Todo se ha diluido tanto! Ni los senderos de la roja sangre alcanzarán el olivar... Sabe Lorca que ese olivar está lejos y que los regueros de sangre jamás lo encontrarán. Todos nacimos para elegir el Sur, para reconocerlo, para recordarlo, como una utopía posible...

sábado, 14 de marzo de 2015

CAMINO DE NIEVE: ILUSTRACIONES DE MIGUEL PARRA

       “Caminas por el surco del camino de nieve, resplandor alumbrando el crepúsculo y crepúsculo entenebreciendo el relámpago”.

         La metáfora del camino quizás sea una de las figuras literarias más antiguas. Pertenece a los estratos profundos del arte y de la civilización. Si la metáfora es esencial, se convierte en símbolo que debe ser interpretado para alcanzar la sabiduría. Y quien comprende el mundo sabe que la estructura de lo real es simbólica: desvelar su entramado exige mirada limpia y serena. Porque la riqueza del símbolo sólo aparece en una mente reflexiva, libre de preocupaciones. La sabiduría oriental nos enseña que con lo mínimo podemos expresar lo máximo, lo primordial. Pero para descifrar qué es el camino de nieve necesitamos ir más allá de la lógica: debemos buscar la luz y la sombra, la ida y la vuelta, pues la razón del camino es dialéctica, los contrarios se oponen, se necesitan y forman unidad.        

         “Existen dos definiciones para el sendero de nieve: la definición onírica y la definición diurna. Existe una definición para el sendero de nieve: la onírica y la diurna”

         Si escribir consiste en utilizar la palabra certera y bella, en el Camino de nieve el lector hallará escritura pura, mínima, donde nada sobra porque la palabra es más que concepto. Si ilustrar es dibujar lo pensado o leído, en el Camino de nieve el observador presenciará lo que el pincel y los ojos jamás desvelan. Palabras que dibujan el sendero y trazos que piensan el camino, con sus contradicciones, con su misterio, con sus miedos. Como el sendero es muy esquivo y la palabra indecisa, los dibujos nos recuerdan que todo intento de comprensión definitiva es una mera ilusión y que lo importante es recorrer los senderos del arte con libertad.
        
         Camino de nieve es un libro que fue publicado por la Editorial Alegoría el año 2012. El texto es de José Antonio Antón Pacheco, profesor de Historia de la Filosofía de la Universidad de Sevilla. Ha investigado temas de hermenéutica, metafísica, filosofía oriental y en especial, la obra de Swedenborg. En EH Editores publicó “El pozo y la estrella”, en Jerez en 2006. Las ilustraciones son de Miguel Parra, pintor, diseñador, fotógrafo y profesor en el IES SERITIUM, en Jerez. Ha ilustrado el libro de Manuel Bernal “Así nació la generación del 27”, en la editorial Bosque de Palabras, de Sevilla; el cuento de Eliacer Cansino “Sebastián ayuda a sus amigos”, en la editorial AE de Jerez; también en AE ha ilustrado “El lazarillo de Tormes”; “Papandujas y Zarandajas” de Carmen Gil en la editorial Hiperión de Madrid…
        
         A mitad del camino, cuando el cuerpo nos pedía sombra y descanso, le pregunté a Miguel Parra por su forma de crear y me dijo:
                  
         "¡Yo de mayor quiero ser ilustrador! De momento lo compagino con dar clases de dibujo, con la pintura, la fotografía, hacer la cama y la comida. Últimamente he descubierto que planchar me relaja y me permite pensar en las próximas ilustraciones que voy a hacer. Cuando se me quema alguna camisa veo la forma de una montaña sobre el florido estampado y me imagino pequeñas ovejitas saltando por la cumbre y zampándose todas las flores de mi camisa hasta que la dejan blanca, luego desaparecen pero la montaña sigue ahí.
         Mi mesa de dibujo es un caos organizado. Cada cosa está en su desordenado sitio, los papeles se camuflan entre desperdigados tubos de acrílico, que hacen un corralito para que la goma no se escape; la tinta, que ya se ha caído en varias ocasiones, ha cambiado el color original de los lápices pero aún conservan intacto su interior. Todavía me sorprende el hilo que sale de su punta y me fascina seguir su rastro por la superficie rugosa del papel.
         Me encanta el olor de los dibujos recién hechos. Cuando los termino adquieren vida propia, los meto en una preciosa carpeta, los arropo bien, y les doy un beso de despedida. Ellos sueñan con ser publicados algún día en un atractivo libro de pastas duras."

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viernes, 13 de marzo de 2015

ÉTICA DE ROEDORES LI: ROZAR EL MUNDO

  Si algo bueno tiene la poesía es que deja todo como estaba, intacto. ¿Para qué tocarlo? Aprendieron todos los poetas a rozar el mundo: noble y bella tarea. Todas las figuras y todas la métricas son formas de rozar lo que nos hiere. Por eso el filósofo envidia al poeta, porque bordear el mundo con estilo no es cosa fácil, sobre todo si sabemos que en ello nos jugamos todo. Sangre, sudor y lágrimas, dice. Jaca negra, luna grande, contesta. No es fácil acercarse tanto al mundo para luego huir, como la piedra plana en la charca: un juego de niños aburridos. ¡Qué difícil es rozar el mundo! Sólo el roedor admira esa habilidad... ¡Qué importan los ángulos oscuros! ¡Qué importa Nueva York! Sólo el poeta se atreve a urdir palabras para acariciar la nada. Ayer fue miércoles toda la mañana, dice. Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, contesta. Si algo bueno tienen los poetas es que saben huir del mundo con estilo, como si se acercasen. Y con su huida lo dibujan, lo anuncian... ¡Pobres dinosaurios! ¡Son incapaces de despegarse de la tierra! ¡Morirán atrapados por la gran piedra! Si algo bueno tienen los poetas es que dejan todo como estaba, intacto.

miércoles, 11 de marzo de 2015

PENSAR LOS LÍMITES

             Con la selección natural, nuestros cerebros se fueron haciendo cada vez más grandes y más complejos. Mayor cantidad de neuronas y mayor capacidad de conexiones implicaban saber resolver problemas cada vez más difíciles. Con el tiempo, las rutinas instintivas, ceñidas a problemas concretos, dieron paso a estrategias formales, abstractas, válidas para infinidad de problemas del mismo tipo. Con la escritura, el salto tuvo que ser muy grande. Las operaciones de cálculo, realizadas al principio con objetos físicos, pasaron a realizarse con pictogramas: representaciones de objetos y cantidades. Luego surgieron los símbolos, signos a los que de forma colectiva se atribuía un determinado significado, sin que hubiera conexión directa, figurativa, entre significante y significado. Más tarde vinieron las variables y constantes…
         Así se fue configurando la racionalidad humana, tanto práctica como teórica. Llegó un momento, quizás con el descubrimiento de la aritmética y la geometría, en el que los seres humanos nos dimos cuenta de que las posibilidades del razonamiento y la solución de problemas eran infinitas, o muy grandes. Un optimismo que aumentó con el surgimiento de los sistemas deductivos, axiomáticos y formales. Ya Descartes expresa ese optimismo: si aplicamos correctamente el método, demostraremos todas las verdades. Pero los formalistas de finales del XIX y principios del XX fueron más allá. Con unas variables, unos operadores y unas reglas de inferencia podríamos obtener, a partir de unos axiomas, todos los teoremas de la matemática. La razón aparece como un mecanismo, un algoritmo de carácter determinista. Dados unos axiomas y unas reglas, todos los teoremas se deducirán necesariamente.
         Este optimismo formalista se vino abajo cuando se demostró que los sistemas formales axiomáticos eran incompletos. Los trabajos de Turing y Gödel probaron que necesariamente hay verdades matemáticas que carecen de demostración dentro del sistema. Y no hay forma de saber si un algoritmo se parará y nos dará una solución. Los límites de la formalización y la computabilidad aparecieron muy pronto, a principios del siglo XX.
         Gregory Chaitin, en su libro “El número Omega”, Tusquets Editores 2015, dice que los sistemas axiomáticos formales parten de una idea estática de la matemática, de ahí su insuficiencia. Esta visión estática, asociada a los intentos de fundamentar toda la matemática desde principios lógicos básicos, no resuelve dos cuestiones muy importantes, tanto para la matemática como para la filosofía: no explica la creatividad ni aborda el concepto de complejidad.
         El libro de Chaitin es interesante para matemáticos, informáticos y filósofos. Los filósofos hace tiempo que se preguntaron si es posible captar el orden en la naturaleza, si es que existe. Llega un momento en el que la razón se vuelve sobre sí misma y se pregunta por el criterio racional para distinguir entre orden y caos, o entre orden y aleatoriedad. Los optimistas pensaron que con unos axiomas bien elegidos podíamos deducir todo el orden posible de la matemática, todos sus teoremas. Pero resulta que no es así.
    
     Chaitin expone en el libro otra forma de abordar la incompletitud. La idea de que hay números que no son computables no es nueva: dice que no disponemos de un conjunto finito de instrucciones  para calcularlos. El enfoque de Chaitin es original porque utiliza la teoría algorítmica de la información para tratar los límites de la computabilidad. La clave está en definir la complejidad, tan importante hoy en biología y en física, a través del tamaño del programa necesario para computar. ¿Cuál es el programa más pequeño para un resultado dado? Problema muy interesante para los científicos porque de nada sirve un programa que sea igual de extenso que aquello que deseamos calcular. El número Omega viene a demostrar que existe la aleatoriedad o incompresibilidad algorítmica: hay números, objetos, que no pueden generarse por un programa más cortos que ellos mismos.
       Las matemáticas deben ser algo más que un sistema axiomático formal. Para que surjan ideas nuevas hay que manejar sistemas dinámicos y experimentales. Gregory Chaitin nos recuerda el papel de la intuición, frente a los mecanismos meramente formales, y el papel de la experiencia en matemáticas, hoy claramente conectada con el uso de ordenadores: programamos, obtenemos resultados y mejoramos el programa.


martes, 10 de marzo de 2015

AURORA LUQUE: CON LOS CLÁSICOS Y LAS ESCRITORAS OLVIDADAS

En la cima, la nada.
Pero todo se arriesga por la cima
del amor o del arte.

          Escribir siempre implica algún tipo de compromiso. Quien escribe poemas sin buscar la belleza, la libertad o la justica cae en una contradicción. En el arte contemporáneo, cuando las formas y los estilos son infinitos, cuando parece que todo vale, ese compromiso es esencial para identificar el acto creativo verdadero. Pero no se trata de pintar o escribir para fines externos a la propia obra, al propio hacer, pues se perdería la autonomía de la creación. Se trata de un compromiso, ante todo, con la obra misma, con cada trazo, con cada palabra, con una sensibilidad determinada o con unas ideas. Ese compromiso, si es sincero, se funde con el estilo. Entonces, hablamos de un artista auténtico.
         La Fundación Caballero Bonald contó el jueves pasado con las palabras de una creadora comprometida con los clásicos y con las mujeres. Del mismo modo que no puede haber literatura o filosofía sin los griegos, tampoco es comprensible una democracia sin la lucha por la emancipación de la mujer. Amar a los clásicos no significa quedarse en el mero barniz erudito. Si así fuese, sería una traición. Amar el mundo clásico consiste en pensar sus problemas, que siguen siendo los nuestros, y sentir con sus cuerpos, que siguen siendo también los nuestros. Releemos la poesía griega para saber sentir y pensar con mesura y atrevimiento, y así poder ser más libres cada día. Y si ellos establecieron los cimientos de la democracia, nuestra labor es llevarla donde ellos no alcanzaron. Aurora Luque, como escritora y editora, ha recuperado voces olvidadas de mujeres, voces muy valiosas pero tristemente ignoradas. Dos compromisos, pues, con los clásicos y con la igualdad.
         Josefa Parra resaltó la capacidad productiva de la autora. Es difícil resumir sus senderos creativos sin verse desbordado por la admiración. Aurora Luque (Almería 1962) es poeta, traductora, editora y profesora. Ha traducido a los poetas griegos y latinos. Ha dirigido colecciones de poesía. Y ha recibido premios por sus libros de poemas. Hiperiónida fue Premio García Lorca de la Universidad de Granada en 1982. Problemas de doblaje recibió un accésit del premio Adonais en 1990. Carpe noctem se hizo con el Premio Rey Juan Carlos en 1994… Todas estas tareas las desempeña, como se percibe al escucharla, con la alegría del que sabe aprovechar el momento oportuno, el presente, para encontrar la excelencia.
         Aurora nos presentó dos libros, atravesados por su amor al mundo clásico, por la sensibilidad mediterránea y por los problemas de nuestras sociedades. Sus poemas recuperan y actualizan ese saber vivir de los griegos, una sensualidad racional que invita a disfrutar con naturalidad de lo cercano, del mar, del cuerpo y de la palabra. Los mitos nos sirven para traducir inquietudes universales, por eso siempre están ahí, como modelos, como bellas sugerencias. La poesía de Aurora Luque está empapada de una sabiduría clásica sincera, es decir, aquella que utiliza las metáforas y las imágenes, no para quedarse en la mera apariencia, sino para encontrar los senderos del placer y de la inteligencia en cada gesto cotidiano.
        
Cuaderno de Flandes y otros poemas está editado por Ediciones en Huida y se trata de una edición bilingüe. La primera parte procede del paraíso. Quiero decir que procede del paraíso de los escritores. Porque la autora estuvo en Villa Marguerite Yourcenar (Flandes) como creadora invitada, junto a otros escritores. Allí se dedicaban a conversar, compartir ideas y escribir, es decir, el paraíso… La segunda parte del libro es una antología de poemas de otros libros. El poema Hybris, con el que comenzamos este artículo, contiene una densidad poética y filosófica muy difícil de encontrar en la escritura. Quien aspira a dominar la palabra ve en esos versos la condensación del decir, del pensar y del sentir. Con lo mínimo ha expresado lo máximo: ha definido lo que somos.
         Personal y político está editado por la Fundación José Manuel Lara. Contiene poemas que proceden de diferentes experiencias. Algunos son críticas al modo de vida que llevamos. Otros son reflexiones que nacen de viajes, observaciones, personajes literarios o televisivos… Aurora sabe intercalar la experiencia personal, la crítica social y el trasfondo literario. Ofrece poemas muy variados. Su libertad creativa se concreta en temas y tonos muy diferentes. Nos leyó el poema Temporada de cruceros, un poema que utiliza la estructura del conocido poema de Cavafis, Ítaca, para analizar las contradicciones y absurdos de los actuales viajes organizados. Frente al viaje esencial, está el viaje de consumo, el programado. Quizás ese poema recoja muy bien el impulso poético y crítico de Aurora: sensibilidad griega para estar vivos en un mundo homogéneo y aburrido. También nos leyó este certero poema sobre Grecia, sobre Europa, sobre nuestra civilización…

REALISMO

El único final feliz es el de Ulises.
Por lo demás, qué realismo en Grecia.
Los amores se truncan, el deseo
se transforma en un deseo ingobernable,
la ceguera convierte a un hombre en títere.
Orfeo, solitario, se deprime.
Fedra se rompe por un jovencito.
De Ariadna se sirven como de un cerrajero.
De Helena triunfa, en cambio,
la belleza soberbia que quisiéramos
saber escarnecida. La guerra ha sido inútil:
¿cabe más realidad?
No comieron perdices. Nunca fueron
demasiado felices los helenos.
No nos dan para un guión americano.


La autora, muy amablemente, conversó con nosotros minutos antes de comenzar su intervención.


¿Por qué dos libros, ahora?

         Surgen porque llevaba tiempo sin publicar poesía; entonces se han concentrado en estos meses. No sólo son estos dos libros, también dos antologías que salieron en otoño, una en Pretextos y otra en Fondo de Cultura Económica. Y estos dos libros que hoy presento: uno es de poemas inéditos hasta ahora, Personal y político; el otro, Cuaderno de Flandes y otros poemas, la mitad también es de poemas inéditos, y la otra mitad es una antología de mis libros anteriores. Este libro es bilingüe, francés-español.

¿Por qué escribe poesía? ¿Qué sentido tiene?

         Pregunta difícil. Cada poeta, cada lector, debe encontrar ese sentido, pero algo debe tener escribir cuando seguimos en ello. Realizamos una actividad a veces muy poco reconocida, con escaso calado social. Pero quien se dedica a esto, tanto a escribir como a leer, se apasiona y mantiene muy viva la tarea. No concibo mi vida sin poesía. Al escribir van surgiendo preguntas, no respuestas. Voy de libro en libro. La poesía es el filtro a través del cual veo la vida.

 ¿Cómo aparece un poema?

         Brotan de maneras muy diferentes. Precisamente en el libro Personal y político surgen de manera distinta a otros libros. Unos nacen de notas de diario de viaje. En lugar de redactar esas notas en prosa, veía destellos, impresiones, verdaderos gérmenes de poemas. Y otros surgen de personajes de series de televisión, la nueva épica. Como estudiosa y aficionada del mundo clásico he detectado que muchos protagonistas exhiben gran fuerza poética, trágica, como, Heisenberg, en Breaking Bad. Lo que me llevó a dialogar con ellos, con esos mundos, a través de los poemas. Es un libro más abierto, inmediato; quizás en otros libros he interiorizado más o he condensado más las reflexiones. Cada época tiene unas exigencias, unos lenguajes. Esta época de crisis pedía estos temas.

¿Por qué es el mundo clásico tan importante para usted?

         Porque decidí muy pronto que amaba la literatura, que quería dedicarme a la literatura. No sabía muy bien cómo, pero descubrí muy pronto que debía comenzar por el principio. Y en el principio estaba Grecia. Si quería entender la literatura posterior, pensé que debía estudiar filología clásica porque así iba a estar en contacto con esos poetas tan fundamentales y tan hermosos. Y me ocupó tanto que quizás descuidé otras épocas, otras literaturas, hasta el punto de dedicarme a traducir a esos clásicos. Ahora voy a publicar otro libro más, en Acantilado, en abril, que es una antología de poesía del mar en Grecia. He hecho la selección, desde Homero a los epigramistas tardíos, y Quinto de Esmirna, que completa, de manera un tanto artificial, la épica entre la Ilíada y la Odisea. Fragmentos que hablan del mar desde puntos de vista muy distintos, con matices, con una riqueza… No hay poeta griego que no hable del mar. Es un libro que he seleccionado y traducido porque me hubiera gustado haberlo tenido ya, haberlo leído, que alguien lo hubiera escrito ya. Como no existía me puse a hacerlo poco a poco. Y me he enamorado todavía más de los griegos.

Se palpa esa sensibilidad mediterránea en sus poemas…

         Nací en Almería. Nunca he vivido lejos del mar. Ahora vivo en Málaga. El mar me alimenta. Me llena de energía. Además, también es fuente de intuiciones. Y hay una grandísima tradición de poetas mediterráneos que vehiculan una forma de ver el mundo y que deberíamos cuidar un poco más, porque es una manera muy sabia de vivir. Por eso los griegos inventaron todo lo que inventaron, un buen vivir, un hedonismo sobrio basado en atender a lo verdaderamente importante. Por eso la filosofía surge allí, porque se trata de ir a lo esencial y de no perderse en cosas absurdas que no nos ayudan a disfrutar de la vida.

Usted ha recuperado a mujeres olvidadas: ¿queda todavía mucho por avanzar en igualdad en la literatura?

       He tomado como compromiso personal y literario rescatar, en traducciones o estudios, autoras desconocidas, sorprendentemente, como la dramaturga María Rosa de Gálvez o como la embajadora republicana Isabel Oyarzábal, malagueña, la primera mujer embajadora en España, que escribió unos diarios magníficos, en inglés (era bilingüe, de madre Escocesa). También he traducido a Safo… Ese es mi compromiso. También en este nuevo libro, Personal y político, hago homenajes a maestras puntuales, micromagisterios que he tenido en muchas épocas. Lecturas de Virginia Woolf o Ana María Matute, o de Mujercitas. Me he dado cuenta, con el tiempo, de que un personaje de ese libro, Jo, me ayudó a dar un paso, a ser lo que ahora soy. Es un intento de reconocimiento, de pagar ciertas deudas, de lo que me han dado vitalmente esas escritoras, como Emily Dickinson o la música de Cesária Évora…


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sábado, 7 de marzo de 2015

14 PALOS, DEL ARROYO

       He bajado al Arroyo, no para acudir al ambulatorio, ni para solucionar algún asunto policial, sino para seguir el rastro de catorce senderos creativos. Los últimos coletazos de la gripe y algún incidente ciudadano grave transmitían agitación a la plaza del viejo cauce. En un remanso, ajenos a toda desazón irracional, se encuentran los baños árabes Hammam Andalusí. Y si del ambulatorio y de la comisaría uno quiere salir rápido, de los baños ocurre todo lo contrario. La textura del aire, su temperatura, los silencios, el agua, el sol entre azoteas y la amabilidad de las personas te retienen sin misericordia. Por si todos estos elementos no bastaran, los baños acogen obras de arte y se convierten en una sala de exposiciones íntima, donde la experiencia estética no se ve enturbiada por nada, ni por uno mismo.
         El grupo de artistas El Arroyo sabe elegir bien el espacio, tanto para exponer sus creaciones como para realizar sus tertulias. El nombre del grupo hace referencia a su lugar de reuniones, en la azotea de los baños, con la catedral al fondo. Sus diálogos dan pie a debates filosóficos o artísticos, sobre el estilo o sobre una técnica concreta, sobre la función del arte en Jerez o sobre lo que cada uno está trabajando. En el Arroyo fluyen ideas y se contagian emociones, es decir, se enriquece ese trasfondo que sirve de alimento para el acto creativo individual.
     
    Decía Heráclito de Éfeso que no es posible bañarse dos veces en el mismo río. El Arroyo fluye, va cambiando, quizás porque está vivo. Los catorce palos de esta muestra aportan nuevas miradas al grupo. La flexibilidad, la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias, es una de las virtudes que van asociadas a la supervivencia y la fecundidad. Y esa variedad de estilos y formas de crear se refleja en esta exposición.
         De los catorce palos, uno está dedicado a la escultura: “Pasado pixelado”, en madera y hierro, de Ignacio Sancho Caparrini. Una cepa es definida, atrapada, por cubos y prismas rectangulares de hierro. Las tres dimensiones de la retorcida cepa son reducidas a la geometría. La escultura nos pregunta si realmente todo pude ser captado por la información codificada digitalmente. Rodear la pieza y cambiar de luz, de reflejos, implica experimentar, precisamente, la riqueza conceptual del intento de apresar lo inapresable. El autor ha expresado de forma magistral la relación dialéctica entre naturaleza y técnica.
         Los tres palos dedicados a la fotografía son: “Fragua gitana de Tío Juane”, de Pedro Carabante “Peri”; “Foto mural Manuel Moneo en la Plaza del Cristo de la Expiación”, de Juan Carlos Toro; y “Antonio Agujetas. Cuando el cante duele”, de Miguel Ángel González. El Proyecto Presencias de Juan Carlos Toro es uno de los trabajos artísticos más interesantes que ha tenido Jerez en los últimos años. De la ruina urbana emergen nuestras figuras del cante para recordarnos algo, lo que estamos dejando de ser. De las ruinas brota el arte, efímero, para impregnar de sensibilidad y rabia nuestro paso acelerado. En esto coinciden las tres fotografías, el sudor de la fragua o el claroscuro de Antonio Agujetas son apariciones que nos traen un mensaje olvidado.
         El resto de las obras son pinturas, en diferentes estilos. David  Saborido expone “Serie Deconstrucción del Espacio. Pieza nº 14”. Sigue trabajando con transparencias de pigmentos sobre tabla y logra captar la luz, las dimensiones espaciales a través del color. La obra de Lauren López “Desh”, “El Cerillo”, sabe sintetizar la técnica del retrato clásico con los trazos y colores del grafiti. Así, los rostros que dibuja ganan fuerza expresiva.      La destreza realista queda patente en las obras de Eduardo Millán, José Basto, Carmen Chofre, Fernando Toro Piriz y Rocío Cano. Si José Basto plasma la mirada de la bailaora, esa sonrisa pícara, Fernando Toro refleja con grafito la humanidad del cantaor. El visitante tiene la oportunidad de apreciar también las atrevidas creaciones, menos realistas, de Carlos C. Laínez y sus reconocibles figuras, de Carmen Guerrero, con un paisaje poético y de Jesús Rosa, que nos recuerda los juegos del pop art.

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