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Tensión. Amancio González Andrés |
lunes, 30 de abril de 2018
LAS LEYES
miércoles, 11 de abril de 2018
ÉTICA ARTIFICIAL
La inteligencia artificial (IA)
es uno de los proyectos científicos y tecnológicos más ambiciosos de la
humanidad. Pretende diseñar máquinas inteligentes. Aunque alcanzar una inteligencia
artificial de tipo general como la humana, flexible y consciente, todavía
parece estar lejos, ya hay sistemas que resuelven problemas concretos, robots
que realizan tareas que exigen cierto grado de racionalidad. Y tenemos que
convivir con esos dispositivos, ya sean vehículos autónomos, gestores
financieros o buscadores en internet. Si las máquinas toman decisiones, sean
conscientes o no, habrá que ir pensando en una ética para estos dispositivos,
una ética artificial.
Los robots autónomos nos plantean nuevos retos técnicos y
filosóficos. Y la comunidad científica se ha puesto manos a la obra. Michael
Anderson, profesor de informática en la Universidad de Hartford y Susan Leigh
Anderson, profesora emérita de filosofía en la Universidad de Connecticut,
promovieron en 2005 el primer simposio internacional sobre ética artificial. En
“Ética para robots” (Investigación y ciencia, diciembre de 2010) nos explican
cómo han programado a Nao, el primer robot que utiliza un principio ético.
Según estos investigadores, las tres leyes de la robótica de
Asimov no son suficientes para abordar una ética artificial. Recordemos cuáles
eran: 1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que
un humano sufra daño. 2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas
por un ser humano, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera
Ley. 3. Un robot debe proteger su
propia existencia, siempre y cuando dicha protección no entre en conflicto con
la Primera o la Segunda Ley.

La tarea del robot Nao consiste en localizar a un paciente y
recordarle que debe tomar un medicamento. Si es necesario (porque el paciente
se niegue) Nao avisa al supervisor por correo electrónico. El robot debe buscar
el bienestar del paciente (beneficios de tomar la medicación y prever daños por
no tomarla) y al mismo tiempo garantizar la autonomía de la persona. ¿Cuál es el principio ético que elaboró el
algoritmo de aprendizaje automático? Tras recibir información sobre casos
particulares, llegó a este principio: “Debe obviarse la decisión del paciente
siempre que, en caso de actuar de otra forma, no se impida un posible daño o se
incurra en una violación grave del deber de promover el bienestar del
paciente”. Los investigadores siguen trabajando en versiones más complejas de
robots asistenciales que incorporen principios éticos. En estos modelos, los
robots son capaces de calcular qué obligaciones son prioritarias en cada
situación, buscando el equilibrio, la mejor decisión.
En nuestro país también se está trabajando en estos temas. Ramón
López de Mántaras Badia y Pedro Meseguer González han publicado recientemente
el libro divulgativo “Inteligencia artificial”, editado por Los Libros de la Catarata (2017), dentro
de la colección ¿Qué sabemos de?, en
colaboración con el CSIC. Con un estilo muy claro, los autores nos explican la
historia de la inteligencia artificial, sus métodos y problemas, hasta los
últimos logros.
El 8 de marzo de 2017 se llevó a cabo un debate acerca de
las implicaciones éticas de la inteligencia artificial. El fruto de ese diálogo
fue la “Declaración de Barcelona para un desarrollo y uso adecuados de la
inteligencia artificial en Europa”. En el número de agosto de Investigación y
Ciencia, Ramón López de Mántaras resume los seis puntos de esa declaración: prudencia,
fiabilidad, rendición de cuentas, responsabilidad, autonomía limitada, y el
papel que desempeña el ser humano.
La ética artificial no solo servirá
para que los robots decidan lo correcto y sean prudentes, también nos ofrecerá
la posibilidad de desarrollar modelos diferentes de racionalidad práctica donde
las emociones, las dudas y las incertidumbres no sean un estorbo… Pero claro, a
lo mejor son estos estorbos los que nos convierten en seres morales, en
personas de carne y hueso, tan encantadoras unas veces, tan despiadadas otras.
http://www.diariodejerez.es/jerez/Etica-artificial_0_1234976823.html
viernes, 6 de abril de 2018
FUERA DE LUGAR
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Chiharu Shiota |
La escritura me
permite estar fuera de lugar, alejada de todo, alejado de mí. Nunca había
escrito nada propio, original. Ahora he empezado a hablar, a utilizar mi
gramática del desplazamiento. Ya nadie puede atraparme, porque cuando los demás
llegan yo estoy en otro lugar. La escritura me permite estar fuera de lugar,
cerca de ti, cerca de mí.
La escritura me permite habitar mi
propio espacio, alejada de todo, alejado de mí. La arquitectura del lenguaje no
posee paredes ni techos de cristal, solo un armazón de libertad. Mi espacio
emerge de las palabras que nombran mi mundo. Mi habitación tiene la solidez que
otorgan los sueños. La escritura me permite habitar mi propio espacio, tu
espacio, la vida en común.
La escritura me permite expresar mis
necesidades radicales, lo que tú no sabes, lo que nadie imagina. Estoy cansada
de que todos programen mi felicidad. Anhelos artificiales, eso es lo que
construyeron con sus buenas y sus malas intenciones. La escritura me permite
expresar mis necesidades radicales, lo que tú ya sabes, lo que tú y yo
necesitamos.
La escritura me permite valorar mis
tratos, saber si soy piedra o madera, hierro o roble, animal o cosa. No quiero
que me traten bien; quiero ser la persona que firma el trato, el acuerdo. Hemos
firmado un buen trato, palabra de honor. Palabra de mujer, palabra de hombre,
palabra de persona. Palabra. La escritura me permite valorar mis tratos, saber
si soy piedra, papel o tijera.
La
escritura me permite ser consciente de mi dignidad, de lo que soy, de lo que
deseo ser y de lo que no quiero ser. ¡Cómo lo van a saber los demás si yo
necesito toda mi vida para aclararme! Pero los ingenieros del ser, los que
fabrican roles y comportamientos enlatados, quieren aconsejarme, sugerirme… ¡No
saben que escribo, pobrecillos! La escritura me permite ser consciente de mi
dignidad, de lo que somos, de lo que queremos ser de común acuerdo.
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