domingo, 6 de marzo de 2011

BUCLES INFINITOS


1) Comienzo con una anécdota de Max Zoster, uno de los grandes pintores y uno de los grandes filósofos del arte del siglo XX. Cuando presentó en Berlín su conocido cuadro titulado “Las liebres no comen lienzos”, un periodista le rogó que hiciera un breve análisis de la obra. Max Zoster pidió unas tijeras grandes y le entregó el lienzo bien troceado mientras le decía: “Aquí lo tiene, analizado.”

2) Nosotros no vamos a pedir un análisis del cuadro. Sólo nos gustaría agradecer al autor la experiencia estética que nos ofrece: un recorrido infinito de las partes al todo y del todo a las partes. El uso de los colores y de los significados incompletos nos permite experimentar la libertad creativa. Este cuadro no admite dos miradas iguales. Su estructura fragmentaria nos lanza por senderos infinitos. Pero es el observador el que crea esos senderos, esa red de trazos, colores y acciones.

Los artistas modifican el espacio y el tiempo creando nuevas configuraciones. Ellos son capaces de construir nuevos espacios de libertad, nuevos espacios para pensar y sentir. Los receptores de una verdadera obra de arte no necesitamos nada exterior. Pensamos y sentimos dentro de ese juego que se nos propone. La obra que ahora tenemos delante nos abre un nuevo espacio de libertad.


3) Toda la comunidad educativa debe sentirse feliz por poder convivir con estos trazos y con estos colores. Todos nosotros debemos estar contentos por poder trabajar con esta obra y con este compañero.

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