La educación es una tarea tan complicada que siempre andamos
pensando cómo mejorarla: nunca estamos contentos del todo, tanto en casa como
en la escuela. Siempre ha existido una reflexión sobre qué es educar y cuál es
el mejor método, desde los primeros filósofos, Sócrates y los sofistas, hasta
los estudios científicos actuales. Los sistemas educativos de las sociedades
industriales se han basado en un modelo vertical, que toma como modelo la
fábrica. Como decía Foucault, todas las instituciones, fábrica, escuela y
cárcel, comparten el mismo esquema: un sistema jerárquico donde los individuos
son unidades de producción que han de ser controladas, estudiadas
científicamente, para que rindan; un sistema basado en el miedo, en la
vigilancia y en la disciplina; un sistema donde el individuo cumple las
órdenes, nunca decide. Hace décadas que varias teorías pedagógicas recuperaron
ideas de Sócrates, Rousseau, y de muchos otros pensadores, para proponer otro
paradigma, otro modelo.
El
miércoles pasado el AMPA del IES Seritium organizó una charla dedicada a la
escuela libre. Montserrat Gómez, profesora de Lengua y Literatura, nos habló de
la pedagogía activa, del acompañamiento respetuoso, de su experiencia en Ecuador
y del nuevo proyecto que ha puesto en marcha en Jerez. La sesión fue muy
enriquecedora, no sólo por las ideas expuestas por Montse y su marido, sino
también por las preguntas que plantearon los asistentes: miembros del AMPA y
profesores de varios centros educativos de la zona.
Fotografía de Geli Sánchez |
Las
metodologías basadas en la pedagogía activa y el acompañamiento respetuoso
consideran al niño el protagonista del proceso educativo. El niño, desde que
nace, tiene que pasar por varias etapas. Es él quien tiene que pasarlas y
madurarlas. No son necesarios profesores para que le enseñen. Él niño puede
descubrir todo por sí mismo: sólo requiere que le proporcionemos lo que
necesita, que le construyamos un ambiente adecuado, para que él elija y dirija
todo el proceso con libertad y autonomía. El acompañante está al lado, observa
para ver qué le hace falta en cada momento. Son pedagogías muy respetuosas con
el crecimiento del niño. Incluso el acompañante sigue creciendo, sigue
aprendiendo, va más allá de la madurez. En la interacción retoma su niñez y
mejora como persona, se enriquece.
“El ser
humano, dice Montse, se desarrolla desde dentro hacia afuera. Nosotros estamos
sostenidos por una sociedad que nos da unas normas, ahí nos insertamos y ahí
tenemos que buscarnos a nosotros mismos. En estas metodologías es fundamental
el espacio, el ambiente, saber crear los estímulos necesarios. En un instituto
convencional la profesora es la protagonista en el aula, los alumnos son la
mayor parte del tiempo espectadores pasivos. La distribución del aula refleja
ya una jerarquía. El profesor puede desplazarse cuando quiere por el aula. Los
alumnos tienen que permanecer sentados. Los materiales: pizarra, libro,
cuadernos. En la pedagogía activa los alumnos se desenvuelven en un ambiente
distinto. Hay diferentes materiales a su disposición para que ellos elijan lo
que quieren hacer, según sus intereses y necesidades. Pueden trabajar con lo
que quieran el tiempo que quieran. Tiene mucho que ver con el conocimiento en
red.”
Cuando
nació su hijo Rodrigo se plantearon otras posibilidades. Encontraron la
asociación “La luciérnaga”, dedicada a la pedagogía activa en la Bahía de Cádiz.
Allí conocieron a gente de Jerez, con la que formaron una asociación, “Escuela
libre de Jerez”, de la que salió una escuela Montessori, para niños entre 2 y 5-6
años. Hay que recordar que hasta los seis años la escolarización no es
obligatoria. Su hijo comenzó a asistir a esa escuela. Comenzaron a leer libros
relacionados con estas pedagogías. Algunas familias se retiraron del proyecto. Pero
Montse y su marido se empeñaron en seguir con esta idea.
Entonces
tomaron varias decisiones: una, ir a vivir al campo y, otra, ir a conocer el
proyecto integral “El león dormido”, en Ecuador. Conocer este proyecto les supuso
una transformación profunda. El proyecto se inició hace 30-35 años, con
Mauricio y Rebeca, escritora y maestra especializada en materiales Montessori. La
escuela que fundaron al principio fue cambiando. Los guías no daban abasto. Se
vio la necesidad de convertirla en una comunidad integral. Los padres comenzaron
a participar en el proceso y se creó una comunidad con varias casas para que
los padres vivieran allí. Los padres podían trabajar dentro de la comunidad,
acompañaban a sus hijos y a su vez ellos aprendían.
Allí, nos
contó, los padres observan y preparan el ambiente, facilitan lo que necesitan.
Mauricio y Rebeca se dan cuenta de que lo importante es partir de una pedagogía
de la observación y saber crear contextos para que el niño se desarrolle, ambientes
silenciosos y meditativos. El acompañante está en silencio. Es el niño el que
elige. El acompañante sólo acompaña. Pero su función es también poner límites
claros. Si el niño choca con el límite, el niño cae en el enfado y llora. El
acompañante sostiene, sin juicio, al niño para que se produzca una autorregulación
del organismo completo. Reconocerá el límite y se quedará tranquilo. Es el respeto
por lo que siente. La organización de los espacios es fundamental. El niño
elige los materiales, que han sido diseñados para que los utilice de forma
autónoma. El acompañante los utiliza una vez delante del niño, despacio. Luego
el niño va a usarlos cuando quiera. Y es esencial el juego. Cuando el niño
juega concentra toda su atención en ese proceso. Atención no dividida.
Tras
conocer esta experiencia deciden comenzar en Jerez un proyecto de
acompañamiento familiar, “La puerta azul”. “Se trata de un proyecto vital, dice
Montse, es mucho más que una metodología. Un proyecto que consta de tres
círculos concéntricos. El primero es el interior, el tuyo, de reflexión y
formación personal, como padres. El segundo es el del acompañamiento
respetuoso. Tu hijo puede estar en la enseñanza pública, y por las tardes
realizar sesiones de acompañamiento. Ahora mismo martes y jueves. Un día
trabajamos taller con la mamá, y el papá acompaña. El acompañamiento respetuoso
se realiza con el hijo en un ambiente libre, con materiales que fomentan la
creatividad, en contacto con la naturaleza. Y otro día trabajamos el taller con
el papá, y la mamá acompaña. El último paso es la comunidad, cuando se
convierte en un proyecto vital. Las edades van desde los más pequeños hasta
adolescentes. Realizamos cursos intensivos, como el que vamos a impartir el día
9.”
A lo
largo de la sesión quedó claro que esta pedagogía implica un cambio de paradigma. Las preguntas de los
asistentes generaron un interesante diálogo. Traducir los conceptos de un
paradigma a otro es muy difícil. Además, es un modelo de educación que no
encaja muy bien con los fines de la sociedad industrial. La dificultad de
implantar estas experiencias en los centros educativos actuales es obvia. La
masificación es el primer escollo. Otro problema es saber si esta pedagogía
activa permite alcanzar los conocimientos que se requieren para ir a la
universidad. Montse insistió en que las experiencias llevadas a cabo con
alumnos adolescentes han demostrado que sí funcionan. Trabajar con proyectos
que ellos eligen y luego proporcionarles los recursos necesarios conduce a
despertar el interés, la creatividad y la integración de todos los
conocimientos.
Hay más de
cuatrocientos proyectos funcionando en España relacionados con la pedagogía
respetuosa. La bibliografía es muy amplia. Recomendó los libros de Rebeca Wild,
como “Educar para ser. Vivencias de una escuela activa” y “Etapas del
desarrollo”
Así
describe Montse Gómez el proyecto en su blog, http://lapuertaazuljerez.blogspot.com.es/
“La puerta azul es un espacio de arte,
aprendizaje y juego en un bosque de
olivos y eucaliptos en Jerez. Preparado para que las familias convivan y
jueguen en un ambiente relajado. Un espacio respetuoso, de libertad. Un lugar de
atención plena y no dividida hacia los hij@s.
A
la puerta azul los niños y niñas entran y permanecen acompañados de un
familiar. Hay espacios para que bebés, niños, adolescentes y adultos puedan
desarrollarse y jugar/aprender en un entorno preparado y relajado.
En
la puerta azul hay una casita redonda. En ella trabajaremos los
acompañantes (madres, padres, abuelos, guías...) antes de acceder por primera
vez con los peques, y también durante el curso, reflexionando y vivenciando en
algunos talleres de crecimiento familiar la manera respetuosa y libre de
acompañar a nuestros hijos, nietos, etc.
Esa
casita durante el tiempo de juego se transformará en el lugar de cobijo y
recogimiento para los niños, con juegos basados en materiales Montessori,
Waldorf, Reggio Emilia, Stern, en el constructivismo y los Wild, y otros
propios de La puerta azul. Son materiales que se pueden usar de manera
autónoma una vez conocidos y permitirán a los peques crecer en libertad e
interactuar con respeto. También propondremos talleres artísticos familiares.
En
el bosque ahora mismo hay nidos de gorriones, las gallinas también han anidado
y han puesto huevos y criado sus pollitos, muchos árboles, plantas e insectos,
hay una lancha para imaginarnos navegando, y el resto... está en construcción.”