sábado, 1 de octubre de 2016

CLARO

 Claro que arremeten todos los vientos contra nosotros, en especial los que no nos dejan avanzar, los que tiñen el rostro de tristeza y convierten todo en un desastre. Son los vientos de la memoria. Pero nos movemos, entre los cuerpos, cientos de cuerpos que sí doblegan las fuerzas de los malditos vientos. Y respiramos, nos giramos. Vemos su silueta cruzar el umbral de todas las puertas. Vemos su gesto tras cada lección. Y a pesar de la terrible memoria, avanzamos y hablamos, protegidos por ellos, por ellas, por los seres que aprenden. Claro que arremeten todos los vientos contra nosotros, sobre todo los que susurran palabras nobles, como justicia o utopía, los que brotan de las pizarras. Pero el ruido vital nos envuelve y seguimos, nos giramos, y recordamos que ya nada será igual.