sábado, 23 de mayo de 2015

ÉTICA DE ROEDORES LX: LOS VIENTOS

  ¿Habéis observado alguna vez el viento? Sí, el viento. No hay mejor forma de apreciar el diluir de todo. El viento está ahí para que tú veas los huecos profundos que deja el tiempo. Sí, el viento. Cuando sopla por la noche es una advertencia, por eso tienes miedo, ese miedo de la infancia. Porque el viento nos recuerda nuestra debilidad. Ni el roedor más despistado ignora la sabiduría de los vientos. Recordad que las veletas giran a su merced, sabios artilugios de la humanidad. Sí, el viento. Observad el viento, con los ojos, con la piel. Cualquier roedor sabe que los vientos de la mañana girarán por la tarde. Y el roedor aturdido, sólo el aturdido, pensará que es el mismo viento. ¡No olvidéis nunca la sabiduría de las veletas! Pero a la hora de dormir, cuando recordamos lo que somos e imaginamos lo que nunca fuimos, entonces, debemos escuchar el susurro de los vientos. Pues los vientos fueron creados para traer los sueños...