Un bombero solitario, frente a un amasijo retorcido de
hierros, termina de apagar un incendio. La estructura metálica muere vencida
sobre los escombros humeantes. El bombero parece un soldado que acaba de
conquistar la última fortaleza, aunque bien podría ser un personaje de ciencia
ficción, un héroe que lucha contra un monstruo informe. En otra escena, varios
jinetes descienden una ladera de polvo y piedra mientras son observados por
algunos espectadores al fondo. El recorrido fotográfico nos ofrece tanto la
ingenuidad de un niño bañándose en un balde como el misterio de la cámara de
seguridad de un banco. Así son las fotografías que aparecen expuestas en los
gélidos Claustros de Santo Domingo,
composiciones de gran calidad técnica, artística y documental, obras de Diego González Ragel (1893-1951) y de
su archivo personal.
La muestra
queda dividida en varias secciones: Publicaciones y familia, Ragel y Madrid,
Ragel Sportman, Ragel y los Sorolla… Una locomotora inmensa echa humo al lado
de una figura humana que cruza las vías. Como en el caso del bombero, un
entramado de hierro y humo parecen amenazar a la humanidad. Y una tercera foto
para rematar la idea: hombres metidos, atrapados, dentro de la cámara de
seguridad del banco. Principios del siglo XX, la civilización moderna queda
configurada, con su progreso y sus guerras, con su bienestar y sus miserias.
Los deportistas acomodados contrastan con la destrucción bélica. Diego González
Ragel captó todo eso con maestría. Un retrato de Sorolla, un estudio, un
caballo, escenas de hípica, ciclistas… En los Claustros, además de fotografías,
también hay ejemplares de sus publicaciones y material de trabajo.
Diego
González Ragel nació en la Calle Larga. Debajo estaba el estudio de fotografía
de su padre. A los 18 años se fue a Madrid para trabajar como retocador en un
estudio. Luego viajó a Buenos Aires donde aprendió la técnica del reportaje.
Volvió pronto y se estableció en Madrid. Allí comenzó a colaborar con
importantes publicaciones del momento: la Esfera, Mundo Gráfico, ABC, Blanco y
Negro, Revista Cinegética… En la muestra quedan reflejados los intereses del
autor. Recordemos que fue reportero de guerra, fotógrafo personal de José
Riquelme, general republicano en Madrid. También fue gran aficionado a varios
deportes y a la caza. Estuvo implicado en las investigaciones sobre el oro de
Moscú y acabó trabajando para el Banco de España.
María Santoyo es la comisaria de esta
exposición, con la colaboración de Adrián
Fatou. Es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de
Madrid. Como gestora de proyectos culturales cabe destacar la reciente exposición
sobre Nicola Tesla en la Fundación Telefónica, realizada junto con el escritor
Miguel A. Delgado. Es la gestora del Archivo
Ragel, que cuenta con 10.000 negativos de finales del XIX y principios del
XX. El archivo, situado en El Escorial, en Madrid, consta de varios archivos.
El principal es el de Diego González Ragel, con 3000 negativos (clichés de
cristal, acetatos y carretes de 35 mm). También consta de una colección de
placas estereoscópicas del fotógrafo Liborio Porset y el archivo taurino de
Aurelio Rodero y Manuel Vaquero. María Santoyo y Carlos González Ximénez,
bisnieta y nieto de Ragel, son los encargados de la catalogación y conservación
del archivo. Santoyo ha publicado varios libros sobre Ragel: Ragel, Madrid interrumpido (Temporae, 2013);
Monterías y caza menor. Fotografías de
Ragel 1920-1935 (Turner, 2014) y PhotoBolsillo
Ragel (La Fábrica 2014). En 2015 se publicará Alta montaña. Fotografías de Ragel 1940-1950 (La Trébere). (Más
información: http://mariasantoyo.com)
Enmarcada
dentro de la celebración de las IV
Jornadas de Archivos Privados, la exposición de los Claustros se
complementa con la muestra que tiene lugar en las Bodegas Tradición donde hay más obras de Ragel, trabajos sobre cinegética,
a los que se añadirá en abril una selección de fotografías del autor.
http://www.lavozdelsur.es/roedores-de-cultura
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