“Caminas por el surco del camino de nieve,
resplandor alumbrando el crepúsculo y crepúsculo entenebreciendo el relámpago”.
La metáfora
del camino quizás sea una de las figuras literarias más antiguas. Pertenece a
los estratos profundos del arte y de la civilización. Si la metáfora es
esencial, se convierte en símbolo que debe ser interpretado para alcanzar la
sabiduría. Y quien comprende el mundo sabe que la estructura de lo real es
simbólica: desvelar su entramado exige mirada limpia y serena. Porque la
riqueza del símbolo sólo aparece en una mente reflexiva, libre de
preocupaciones. La sabiduría oriental nos enseña que con lo mínimo podemos
expresar lo máximo, lo primordial. Pero para descifrar qué es el camino de
nieve necesitamos ir más allá de la lógica: debemos buscar la luz y la sombra,
la ida y la vuelta, pues la razón del camino es dialéctica, los contrarios se
oponen, se necesitan y forman unidad.
“Existen dos definiciones
para el sendero de nieve: la definición onírica y la definición diurna. Existe
una definición para el sendero de nieve: la onírica y la diurna”
Si escribir
consiste en utilizar la palabra certera y bella, en el Camino de nieve el lector hallará escritura pura, mínima, donde
nada sobra porque la palabra es más que concepto. Si ilustrar es dibujar lo
pensado o leído, en el Camino de nieve el
observador presenciará lo que el pincel y los ojos jamás desvelan. Palabras que
dibujan el sendero y trazos que piensan el camino, con sus contradicciones, con
su misterio, con sus miedos. Como el sendero es muy esquivo y la palabra
indecisa, los dibujos nos recuerdan que todo intento de comprensión definitiva
es una mera ilusión y que lo importante es recorrer los senderos del arte con
libertad.
Camino
de nieve es un libro que fue
publicado por la Editorial Alegoría el
año 2012. El texto es de José
Antonio Antón Pacheco, profesor de Historia de la Filosofía de la
Universidad de Sevilla. Ha investigado temas de hermenéutica, metafísica,
filosofía oriental y en especial, la obra de Swedenborg. En EH Editores publicó
“El pozo y la estrella”, en Jerez en 2006. Las ilustraciones son de Miguel Parra, pintor, diseñador,
fotógrafo y profesor en el IES SERITIUM, en Jerez. Ha ilustrado el libro de
Manuel Bernal “Así nació la generación del 27”, en la editorial Bosque de
Palabras, de Sevilla; el cuento de Eliacer Cansino “Sebastián ayuda a sus
amigos”, en la editorial AE de Jerez; también en AE ha ilustrado “El lazarillo
de Tormes”; “Papandujas y Zarandajas” de Carmen Gil en la editorial Hiperión de
Madrid…
A mitad del
camino, cuando el cuerpo nos pedía sombra y descanso, le pregunté a Miguel
Parra por su forma de crear y me dijo:
"¡Yo
de mayor quiero ser ilustrador! De momento lo compagino con dar clases de
dibujo, con la pintura, la fotografía, hacer la cama y la comida. Últimamente
he descubierto que planchar me relaja y me permite pensar en las próximas
ilustraciones que voy a hacer. Cuando se me quema alguna camisa veo la forma de
una montaña sobre el florido estampado y me imagino pequeñas ovejitas saltando
por la cumbre y zampándose todas las flores de mi camisa hasta que la dejan
blanca, luego desaparecen pero la montaña sigue ahí.
Mi
mesa de dibujo es un caos organizado. Cada cosa está en su desordenado sitio,
los papeles se camuflan entre desperdigados tubos de acrílico, que hacen un
corralito para que la goma no se escape; la tinta, que ya se ha caído en varias
ocasiones, ha cambiado el color original de los lápices pero aún conservan
intacto su interior. Todavía me sorprende el hilo que sale de su punta y me
fascina seguir su rastro por la superficie rugosa del papel.
Me
encanta el olor de los dibujos recién hechos. Cuando los termino adquieren vida
propia, los meto en una preciosa carpeta, los arropo bien, y les doy un beso de
despedida. Ellos sueñan con ser publicados algún día en un atractivo libro de
pastas duras."
http://www.lavozdelsur.es/roedores-de-cultura
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