viernes, 17 de abril de 2015

ROSARIO TRONCOSO: TRANSPARENTE

“Cuando me despiertan las palabras en la noche
rugen los versos”.


         La presentación del libro Transparente (La Isla de Siltolá, 2014) estuvo impregnada de poesía, pintura, música y emociones. En la Casa de la Poesía, expresión que suele utilizar Josefa Parra, resonaron los acordes y la voz de Jéssica Báez junto a los poemas de Charo Troncoso. Y, al fondo, un nuevo retrato de Caballero Bonald, realizado por Hernán Cortés para la serie de Premios Cervantes, escuchaba aquellos ritmos de perfil. Julia Bellido, la presentadora, y también poeta, desveló la esencia de la poesía, el núcleo de todo buen poema: las emociones que palpitan entre sus palabras y que nos permiten acercarnos a nuestros iguales, los demás.
         Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) define la poesía como goce de los sentidos, una reflexión para tomar perspectiva de la realidad que nos rodea, para sacar todo el jugo a estos cuatro días que tenemos por delante. El libro tiene dos partes. Derribos controlados, dice Julia Bellido, nos muestra el espacio más íntimo de una mujer luchadora y valiente: “Cómo se atreve/el día a amanecer/ sin ti” (Buenas noches). La segunda parte, Ya no son infalibles las rutas conocidas, realiza un vuelco hacia afuera, hacia el exterior, aunque sin dejar Charo de ser ella misma: “Lo decía siempre el abuelo:/no hay que fiarse nunca de las paredes” (Desahucio).
         Julia Bellido reconoció que Trasparente la había trasladado a experiencias pasadas, a lugares comunes donde se reflejan sus propios recorridos emocionales, sus vivencias. Sin pretender llevar a cabo un análisis técnico del libro: “Me gustaría hablar de Transparente desde el único tema que me interesa, las emociones. No voy a detenerme en la música vigorosa y limpia, bien temperada de sus versos o en ese desarbolamiento que se permite cometer a veces, en esa mujer que se yergue poderosa o vulnerable según soplen los vientos, en su acertado manejo de un vocabulario propiamente femenino, en su agradecida libertad métrica o en su lenguaje impulsivo, sencillo y a la vez demoledor, de una poesía que hiere, en el mejor de los sentidos, la sensibilidad de quien lo lee.” Aunque también añadió: “Es cierto que he echado en falta quizás una voz más queda y algún que otro silencio explícito”.

NADA

Quizás ya nada tenga la importancia.
Ya nada importa nada.

No importa que se abran
los hilvanes, de pronto,
y quiebre la certeza
cayendo el equilibrio
al fondo del olvido.

Quizás hoy todo sea esto: la nada.

Y la piel y el calor
un virtual algoritmo:
amor enfermo, muerto
por saludos cordiales.

Quizás nada ya importe demasiado
cuando no hay asideros,
ni veo ninguna luz en esta orilla.




         Rosario Troncoso, licenciada en Humanidades, y Máster en Periodismo por la Universidad de Sevilla, publicó su primer libro en 2006. Se titula Huir de los domingos (Editorial Padilla). Luego han llegado Delirios y mareas (Publicaciones del Sur, 2008), Juguetes de Dios (CVA Ediciones, 2009), El eje imaginario (Ediciones en Huida, 2012), Yo no soy Dorothy, y esto no es el Reino de Oz. (CVA Ediciones, 2012) y Fondo de Armario (Los libros de Umsaloua, 2013). Ha realizado una adaptación didáctica de La Celestina (AE, 2009). Y ha participado en numerosas antologías de poesía, como Autores docentes de la provincia de Cádiz en torno a la Generación del 27 (Consejería de Educación, Junta de Andalucía, 2007) y Estrofalario. Voces nuevas en Cádiz (Quorum Editores, 2009). Coordinadora también de esta antología, con prólogo de José Manuel Benítez Ariza. Ha impartido talleres de creación literaria y ha participado en diversos proyectos culturales y editoriales.
         De todas estas inquietudes pudimos hablar con ella antes de iniciar la presentación de su libro:


¿Qué es Transparente?

         Es un libro de poemas, pequeño, pero concentrado. Y es un punto de inflexión en mi trayectoria. No es que lleve muchos años escribiendo, pero sí que es verdad que de todo ese tiempo que llevo experimentando con la poesía, es el libro que, según dicen mis amigos, mejor me ha salido, porque es el que más he trabajado, porque he ido madurando lo que iba escribiendo, contrastando con mis lecturas, descartando mucho,… Estoy muy satisfecha con el resultado porque el libro ha quedado redondo y espero que guste a la gente. De momento, mis amigos poetas, que son muy críticos conmigo, dicen que el resultado ha sido positivo. Aunque no me lo creo del todo, eso me anima a seguir y a aprender.

Algunos de los poemas del libro son muy pesimistas, como el titulado Nada

         Es cierto y, además, me lo han dicho, que quizás tiene un trasfondo negativo. Según se mire, más que negativo, realista. En los libros anteriores sí que es verdad que había poemas más erótico-festivos, más lúdicos, más de juego con el lector, y en este profundizo un poco más en mí misma, como autora, pero también mirando lo que ocurre a mi alrededor. Estamos en unos tiempos complicados y, aunque soy una persona feliz y no tengo grandes problemas, tengo bastante conciencia social y hago una crítica a lo que veo alrededor, siempre desde un punto de vista muy personal.

¿Cómo surge el poema? ¿Cómo arranca la creatividad?

         Antes sí que era más ordenada y tenía un hábito a la hora de sentarme a escribir, el oficio, como suelen decir, pero ahora mismo todo es un poco caótico, desde que soy madre y los horarios de mi hija se imponen. Robo al día y a la noche el tiempo que puedo. Y si la inspiración viene en medio de la noche, soy capaz de levantarme y escribir la idea que tenga en la cabeza. El poema me saca de la cama, aunque luego lo deje reposar y lo retome y lo trabaje. Me puede venir en cualquier instante porque en este momento de mi vida el hábito de sentarme a escribir no funciona, ya que acabo muy agotada. Ahora escribo menos y leo más. Estoy nutriéndome. Los ratos que tengo libres los utilizo más para leer que para escribir.

Ha realizado talleres de creación literaria: ¿se puede enseñar a escribir poesía?

         Se puede enseñar lo que sea a una persona que quiera aprender, da igual la disciplina que tratemos. He tenido suerte en mis talleres literarios porque siempre he contado con gente que ha asistido para aprender. Sabían a lo que iban y hemos logrado entre todos resultados muy interesantes. El último fue un taller de poesía erótica que impartí en Cádiz. De ahí han salido amigos con los que luego he compartido tertulias, cafés, y lo que vamos escribiendo, amigos como Paco Márquez, un gran escritor. Los talleres son lugares de encuentro. Claro que se puede enseñar poesía, también es técnica.

¿Y en el sistema educativo es posible enseñar a crear?

         Ahí es más complejo. Depende del centro donde impartas clase, las edades… Hay que enseñarles a los chavales cosas que estén en consonancia con lo que ellos viven, con su mundo. Si a unos chavales de un barrio complicado les hablas del sintagma nominal y de gramática pura y dura, pues no se enteran. Pero si a la hora de enseñarles literatura les pones un rap o una canción de las que ellos escuchan y les muestras que eso también es poesía, entonces quizás les abras lo ojos de otra manera.

Ha colaborado también con Indocentes, un grupo de profesores dedicados a la creación literaria…

         Sí, colaboraba antes con ellos. Son amigos míos. Realizan una gran cantidad de actividades y muy interesantes. Los envidio, pero no puedo ir ni a la mitad de las que organizan. Aunque de vez en cuando me reúno con ellos, ya no estoy tan implicada.

Dirige El Ático de los Gatos

         Sí, es una publicación que empezamos con la intención de que fuese semestral pero es imposible. La hemos dejado anual, con más páginas, más contenidos y más elaborada. Esto sí lo puedo llevar a cabo porque tengo más tiempo y un equipo que me echa unos cables increíbles…

¿Qué función tienen las revistas literarias, de poesía? Y en papel...

         Sí, es en papel. Vamos a dar el salto a digital en cuanto podamos. El número cinco sale ahora y es en papel. Somos muy románticos y estamos muy pegados al papel todavía. Nuestra revista es más cultural que literaria, porque tenemos de todo, es multidisciplinar. Ahora hay revistas de poesía, como La Gaya Ciencia, que combinan muy bien el papel con lo digital y están funcionando muy bien. La Isla de Siltolá, que es la editorial de este libro, también edita una revista de poesía que a mí me encanta y tiene gran prestigio. A la gente le gusta.

También participa en una editorial…

         Hace un par de años Paco Mármol y yo montamos una editorial, Dos Mil Locos Editores, y hemos publicado tres títulos y la revista, desde el tercer número. Ahora estamos en espera, viendo cómo va surgiendo todo. Queremos seguir editando. Aunque ahora estoy sola. Mi amigo ya no sigue con la editorial, aunque me ayuda y se va uniendo más gente.

Escribe artículos de opinión en la prensa: ¿Cómo ve el periodismo cultural?

         Me gusta. Y ahora que me están solicitando colaboraciones aprovecho y me quito la espinita de escribir en otros ámbitos. Tengo muchos amigos que trabajan en ello y actualmente está complicado, como todo. Sin embargo, quizás ahora se está remontando. Se está acercando a unos buenos momentos. Soy optimista. Veo que hay mucha actividad. Tengo esa percepción. Hay un resurgir de medios. De hecho, Mª Ángeles Robles, que es periodista, acaba de publicar una revista digital que se llama CaoCultura, en la que también colaboro, junto con José Manuel Benítez Ariza, Manuel Ruiz Torres…


¿Qué otros proyectos tiene?

       Además de seguir editando la revista, me gustaría dar el salto a la narrativa. Tengo un proyecto de novela, a largo plazo, pero de momento quiero publicar un libro de relatos, de cuentos.