Nadie puede interferir en la reflexión del ciudadano preparado para votar. Sería un acto descortés. Lo importante es saber elegir con autonomía. Hay que pensar en todo, en uno mismo, en Andalucía, en España, en Europa... Elegir no es fácil. Y menos aun si de lo que se trata es de mejorar el universo. Piensen en lo que podemos perder, la dignidad. Piensen en lo que podemos ganar, la dignidad. Nos piden que pensemos hoy, como si fuese la primera vez. Ya hemos pensado en estos asuntos muchas veces. No todas las opciones son iguales. Queremos una sociedad donde todas las personas puedan vivir, una sociedad en la que se respeten los derechos fundamentales que aparecen en la Constitución. El sentido común nos dice que esos derechos son innegociables. No se dejen llevar por esos eslóganes que parecen solucionar todos lo problemas al pronunciarlos. Piensen en el camino recorrido. Quizás empezó con la Revolución Francesa, o mucho antes. Ahora no podemos volver atrás, al antiguo régimen, al feudalismo, a un mundo con privilegios de clase, con fanatismos y exclusiones, un mundo que no conoce los principios básicos de la humanidad. Hoy nos toca pensar y mañana votar. No se dejen engañar por los símbolos o los colores, porque nada tienen que ver con las necesidades reales de los ciudadanos. Aunque suene extraño, seguimos en lo mismo, en encontrar la libertad, la igualdad y la fraternidad. Pero hay gente que no lo ve así. Hay propuestas que nos mandan al mundo de las cavernas. Quieren que volvamos atrás, a esas sociedades en las que manda el más fuerte y el más ignorante... Han recuperado rancios dogmas, pensamientos muy alejados de las democracias modernas. Reflexionen sobre lo que nos viene encima, gente atrapada en símbolos arcaicos y tradiciones hace tiempo superadas. El camino de la justicia y la libertad es más difícil. Requiere tiempo.
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