La lechuza cree tener una visión completa del bosque y del pueblo. Lo sabe todo. Como sale de noche, cree que su mundo oscuro y empobrecido es el mundo. Cree conocer todos los rincones del bosque y todas las cornisas del pueblo. Sale de noche y cree que es el único ser vivo grande. Tanta sabiduría es insoportable. Mientras, el roedor duda. Nunca sabe qué camino elegir. Porque los senderos son diversos, difusos, enrevesados y sembrados de incertidumbre. Mientras la lechuza domina el cielo y cree tener un mapa de todo lo existente, el roedor corretea, vuelve sobre sus pisadas y construye otro tipo de mapa, ceñido al detalle y a su posición. Dudar es desplazarse, diluirse entre conceptos, emociones y experiencias. No se trata de una falsa duda, como la que exhibe la lechuza para mostrar el origen de su mapa, de su gran mapa, válido ya para siempre porque es el mapa, el mapa de la razón. Tanto el vuelo certero de la lechuza como la pisada demoledora del dinosaurio son ajenos a la duda radical del roedor. No saber lo que va a hacer el roedor los desconcierta. Si la red de conceptos que utilizan ya no sirve, deberán diseñar otra más fina. Pero ni el vuelo certero ni la pisada demoledora pueden ganar en precisión. Incertidumbre. ¿Dejará de dudar alguna vez el maldito roedor? ¿Cómo puede vivir en ese estado de angustia tan tremendo? No lo hará nunca, aunque lo duda. Dudar implica dar vueltas y más vueltas, girar y girar, avanzar y retroceder. Dudar es pensar. Pensar es dudar. Roer el sistema no significa arruinar el pensamiento, nada de eso. Roer es el pensamiento. Los sistemas definitivos de conceptos son ajenos al pensamiento filosófico, científico o artístico. Tampoco conduce la duda a la parálisis del roedor. Más bien lo excita, lo anima a seguir creando senderos. Saber que todo es provisional, que todo juicio es provisional, que toda tesis es un tanteo, que todo esquema es sólo una posibilidad, que toda mirada es sólo una mirada, que cada idea alumbra a otra idea, que toda reflexión es infinita, que toda experiencia arruina alguna certidumbre...