“…Ya es
bastante
no
naufragar en el silencio propio”
Roer la
cultura implica acercarse a las experiencias creativas con la noble intención
de transitar senderos auténticos. Algunos de esos senderos quizás sean ya
conocidos y reconocidos. Otros, sin embargo, vendrán de los márgenes, de la
periferia. La Voz del Sur pretende realizar una crítica cultural cercana a los
ciudadanos, por lo tanto recorreremos aquellos senderos creativos comprometidos
con la libertad y la verdad. Y como hay escritores, dibujantes y músicos que no
pueden acceder a las instituciones oficiales, quizás porque los espacios ya están
ocupados o porque no se quiere asumir ningún riesgo, en estas páginas podremos también
dar cuenta de sus proyectos.
“No
siempre, sin embargo,
despejados
se muestran los caminos,
y sombras
sin sosiego
el
horizonte turban.”
Ejemplo de
compromiso creativo es la obra de Jacobo Cortines, que acudió a la Fundación
Caballero Bonald el pasado jueves para leer poemas de su nuevo libro “Nombre entre nombres”, publicado por la
editorial Renacimiento en Sevilla, 2014. El escritor lebrijano, de profunda y
pausada dicción, nos habló, como todo poeta, del tiempo, de lo que fuimos y
deseamos, de los rastros que dejamos en los escenarios de la vida.
Es un poeta
que tarda en publicar porque tarda en escribir. Se toma en serio la escritura.
Y tomarse en serio la escritura significa rumiar las palabras hasta que son
sencillas, nítidas. Es lo más difícil: despojarse de lo accesorio para ofrecer
lo que no sabemos, nuestra carencia esencial. José Mateos nos lo advirtió en su
presentación: la poesía nos arranca de la vida para situarnos en ese espacio
del desconocimiento, de la ignorancia más densa. Porque la poesía tiene una
paradójica relación con la vida, ese lugar donde ocurren todos los prodigios: aleja
al mismo tiempo que aclara desde esa oscuridad esencial.
Los poetas
que también traducen libros de otros escritores son doblemente poetas, pues la
intensidad que necesita el verso se recorre dos veces. Quizás por esta razón
manejan tan bien la transparencia de las palabras cuando escriben sus propios
versos y convierten las emociones en personajes, en actores que se arremolinan
en los recodos de lo cotidiano. El libro de Jacobo Cortines está dividido en
cuatro partes: “Escenarios”, “Ausencias”, “Contrapuntos” y “Nombre entre
nombres”. Cabe destacar el último poema, que da título al libro. Es muy largo,
más narrativo y más complejo que el resto. Los nombres se convierten en
escenarios de una lucha, quizás interna, familiar, contra los recuerdos y
contra el tiempo mismo, ese tiempo que parece circular, eterno retorno, o que
no parece tiempo...
“Un erial
de abrojos y de espinos.
Esta es la
podredumbre del presente,
fruto de la
indolencia y la codicia.”
Si nos
preguntamos para qué sirven hoy los libros de poesía y para qué las
presentaciones, en una ciudad que parece agonizar en la niebla, cabe responder:
el 21 de agosto de 2014, en Salamanca, se terminó de imprimir este libro para
que el 22 de enero de 2015, en Jerez, Pilar Pardo hiciera una pregunta
impregnada de temblor poético, de sensibilidad, sobre la conciencia del tiempo.
“Son las
olas de ayer, las mismas olas
que
lamieron sus pies, pero “¿ese ayer –se pregunta-,
no es este
hoy, tal vez también mañana?”.