Darse cuenta de lo que ocurre, ser consciente de ello, es una condición necesaria para poder transformarlo a través de la praxis, pero no es una condición suficiente para alcanzar la solución o alcanzar nuestros fines. Convertir lo inconsciente en consciente sólo es el primer paso para localizar un trauma psíquico o una relación de producción injusta. La conciencia no trae por sí sola la solución a nuestro problema. Es el primer paso en el sendero de la racionalización, pero no él último. El enfermo que es consciente de que no controla ciertos impulsos no recupera inmediatamente el control de su vida y es feliz. Y el trabajador que descubre el origen de su miseria y sabe que el que tiene la propiedad privada de los medios de producción está enriqueciéndose con el trabajo ajeno no acaba de inmediato con esa relación de producción. Los poderes curativos atribuidos a la autoconciencia son excesivos. Esos poderes proceden de la reconciliación del sujeto que antes estaba escindido. Pero hay problemas que requieren una acción concreta sobre la realidad, problemas que no se solucionan con sólo saber que existen. La autoconciencia puede ser necesaria para iniciar el camino pero no es la solución. La economía política y la psicología aplican el método científico. Ser consciente de lo que te ocurre puede ayudar al científico pero todavía no es una explicación de lo que ocurre.