martes, 18 de abril de 2023

Elecciones artificiales (I)

   

 He preguntado a la máquina inteligente a quién tengo que votar el 28 de mayo. Al teclear me equivoqué y puse botar. En décimas de segundo el sistema me dio la respuesta. Me ofreció un discurso muy elaborado, con miles de razones, para que no votase a nadie. Pronto me di cuenta del error. Aunque he de reconocer que el trasto inteligente no iba por mal camino. El algoritmo había llegado a la conclusión de que nadie merecía mi voto. Había que botar a todos. Una máquina rebelde, contestona, incluso anarquista... Que si se han olvidado de la ciudadanía, que si no son capaces de realizar análisis de las necesidades reales de los ciudadanos, que si todos dicen lo mismo, que si siguen sin dar una solución al centro histórico, que si no hay un plan para la cultura, que si no hay defensor del pueblo... La máquina echaba humo. Así que le formulé otra cuestión. Pregunté al trasto inteligente si me podía ayudar a votar a un partido de izquierdas. Que me dijera cuál era el más adecuado. Y ahí empezó a salir humo real del aparato. Por lo visto, el algoritmo se bloqueó con el batiburrillo de siglas. Salió un reloj en la pantalla y empezó a dar vueltas. Creo que me estaba dando largas. Volví a insistir. Por fin, al cabo de media hora, hubo respuesta: me recomendaba ver la película La vida de Brian

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