TRAMAS
|
Chiharu Shiota |
La memoria atraviesa todas las políticas y las tiñe de nostalgia.
El pasado, tiempo cristalizado en hechos, está ahí para proporcionar cimientos
sólidos a los arquitectos del presente. Nadie sabe dónde están los
acontecimientos, quizás en las inscripciones, en los documentos y en las
ruinas. Nuestra memoria personal se entrelaza con la memoria colectiva, ese
conjunto de hechos hilvanados con el hilo transparente de la hermenéutica
ideológica. Mi existencia, tan fragmentaria y deslavazada, adquiere sentido en
los sistemáticos libros del fluir y del narrar. Sé quién soy porque pertenezco
a una corriente ordenada de tiempo. Sé quien soy porque mi historia encaja con
la Historia. La memoria atraviesa todas las políticas y las embadurna de
legitimaciones tardías. Los ingenieros del tiempo descubren de dónde viene todo
lo que necesitamos hoy para actuar con toda la razón del mundo. Pueblos,
fronteras, identidades, tradiciones, banderas, imperios y revoluciones… Creamos
recuerdos y los vendemos al que está de paso. Creamos tradición para llenar la
ruta y el folleto. Hay ruinas que deben ser demolidas y hay ruinas que deben
ser plastificadas. Hay huellas que debemos conservar y tasar porque generan
riqueza, y hay huellas que son el recuerdo de la opresión y la barbarie. La
memoria atraviesa todas las políticas y las impregna de arbitrariedad
documentada. Este ruinoso mecanismo de pensar no comprende cuándo un templo es
riqueza cultural y cuándo es el siniestro humo del opio del pueblo. Tampoco
sabe si el palacio es un símbolo del poder de la clase dominante o el
patrimonio del pueblo que la desidia de los gobernantes no logra conservar. Y
no sabe si el nombre de la calle es una celebración que hay que eliminar o una
injusticia que no debemos olvidar... La incertidumbre histórica sirve para
legitimar todo, tanto lo uno como lo otro. Las efímeras existencias recuerdan
los recuerdos fabricados por los ingenieros del pasado, técnicos de la
nostalgia. Nos enseñan hermenéutica para que nuestras vidas cobren sentido a través
de los legajos, dispersos y polvorientos, tan ajenos a todo… Debemos conocer el
pasado para que sepamos quiénes somos y cuáles son nuestras raíces, dicen los
topógrafos del tiempo. Aprender del pasado… Mas este ruinoso mecanismo de
pensar no sabe si hay que conocer la urdimbre sagrada de los hechos para que no
se repitan o para que no perdamos el hilo. El montaje de la instalación Lost Words de Chiharu Shiota muestra muy
bien cómo trabajan los ingenieros del tiempo.
( www.youtube.com/watch?v=6e8hwQsbJNQ) https://laandalucia.org/tramas/