viernes, 15 de abril de 2016

ÉTICA DE ROEDORES: TUYA

   ¡Todo fue hace tanto tiempo...!  La memoria es algo muy extraño. Vemos y no vemos. Sentimos y no sentimos. ¡Todo fue hace demasiado tiempo...! Somos para recordar, nada más. A veces imagino cómo querré recordar lo que estoy viviendo. El método es sencillo. Una canción, una imagen, el canto de un pájaro, los colores de una planta... Todo vale, si queremos predecir la nostalgia. ¡Recordaré esta brisa en mi cara! ¡Recordaré las caras de mis hijas! Sabemos que todo fue hace demasiado tiempo. Y nosotros, los de ahora, queremos construir nuestra nostalgia... Recordaremos,
Nadav Kander
quizás en el último instante, aquellos reflejos ingenuos del mundo, los que son más comunes. Recordaremos una palabra, una mirada, o el recuerdo de una palabra o una mirada. La única tarea que tenemos es preparar esa última imagen, la que resume todo y nada... No hay pócima secreta. No hay fórmula matemática que sirva para definir ese instante supremo, ése que todos viviremos o moriremos... Tenemos toda una vida para querer ese último bosquejo. Y arrastraremos los deseos de nuestros padres, de nuestros abuelos... ¡Todo fue hace tanto tiempo, que parece hoy, ahora, cuando escribo y tú lees! Sabe el filósofo que la memoria es un invento terrible, apasionante y cruel, un invento de los roedores para sobrevivir entre los musgos... ¡Construye tus recuerdos, roedor! Y volveremos, en el último momento, a sentir aquellos ojos, aquellas manos, aquel olor, aquel calor, aquellas lágrimas! ¡Sé libre y construye tus últimas imágenes! Porque el espacio y el tiempo son creaciones de tu deseo, recovecos de una existencia azarosa y contingente. Pero la última imagen, la última sombra, por favor, ¡que sea tuya!