¿Quién quiere las palabras? Aturdidos, entre las ramas de este bosque siniestro, buscamos los significados, las conexiones. Nostalgia, misterio del cerebro, recuerdos inventados por un yo miedoso. Una palabra lleva a la otra como una imagen enturbia otra. Pero las deseamos, las perseguimos con ese ahínco humano, desconocido en otras especies. ¿Quién quiere las palabras? No me dejes recordar... No me dejes perderme entre las palabras... Tienen las palabras un barniz que las convierte en lo que no son. Esa fina capa de memoria que nos aterroriza. ¿Quién quiere las palabras? No me dejes olvidar porque sin palabras no soy nada. No me dejes recordar porque con las palabras me hundo en este espacio de mis miedos. ¿Quién quiere las palabras? Nostalgia, trampa mortal de nuestros deseos más profundos, de nuestros días más felices. Sabe el roedor que dominar la nostalgia es la mayor libertad que uno puede alcanzar. Saber que vamos a recordar lo que estamos viviendo con ardor y tristeza. Saber que el instante que vivimos será eterno. Lo viviremos siempre. Ya lo estamos viviendo en ese recuerdo futuro. ¿Quién quiere las palabras?