Sabes que vas a ver a Bob Dylan, pero no sabes por dónde va a salir. Bueno, sabes que no habrá nada de los 60, 70, 80, 90... Y si lo hay, no lo reconocerás. Es increíble, vas a escuchar a alguien que lleva todas esas décadas publicando discos. ¡Sería tan fácil montar un concierto de grandes éxitos! Pero no, Bob Dylan siempre es otra cosa, siempre va unos pasos por delante de ti. Cuando te has acostumbrado a la música folk, sin cables, llega Dylan y te enchufa a otra dimensión. Algunos querrán cortar los cables y le llamarán traidor. Cuando esperas la opinión política del trovador de la resistencia, llega Dylan y te dice que él solo canta, nada más. Los que asisten a su conciertos en las últimas décadas ya casi lo han comprendido. Reconocen que el de Minnesota solo sabe crear, ya sea blues o rock. Y crear es una asunto muy serio. En Sevilla le aplaudieron porque tocó la armónica. Me imagino lo que pasó por su cabeza en ese momento... Se rodeó de músicos excelentes, pegados a su piano, como si quisieran ser solo un músico. Pero eso es imposible, Dylan siempre está más allá del público y de sus músicos. Experimenta delante de ti para que sepas qué significa ser músico. Y él lo es. Miren la gira que tiene preparada en junio, con 82 años. En Sevilla había de todo. Sé que hubo alumnos míos, de 17 años, chavales que aman la música y tocan en un grupo. Dylan prohibió los móviles. Y fue un acierto. ¡Cuánta gente escuchando y nada más!
miércoles, 14 de junio de 2023
martes, 13 de junio de 2023
Jugar con la abstención
viernes, 9 de junio de 2023
Elecciones artificiales (IX)
No me han dado mesa todavía. Y eso que llamé para reservar. Me han dicho que hay muchas solicitudes. Así que han tenido que hacer un sorteo. Los que han salido peor parados son los que tenían contratado un viaje desde mayo. Todo no puede ser. O mesa o viaje. Vivimos en una sociedad de niños mimados. Lo queremos todo. Si me dan a elegir, me quedo con la mesa. El menú es variado: hay entrantes, platos principales y postres. Todo de calidad. Lo de viajar es un engorro: horas y horas perdidas en los aeropuertos, en las estaciones de trenes y en los atascos de las carreteras. Espero que me toque mesa, al lado de la ventana, para ver el mundo mientras mastico sus frutos. En qué estarían pensando los que contrataron un viaje en mayo... Capaces de irse a Corea del Norte o Irán, donde el menú raras veces cambia. Espero que me den mesa, para comer un poco de todo, o nada. Aunque, la verdad sea dicha, a mí todos los platos me saben igual. Echan lo mismo a todos, azúcar, para que nos sepa muy bueno lo que comemos. Es algo adictivo. Un menú variado, sí, pero que sabe igual pidas lo que pidas. No estaría mal que nos consultasen a los comensales, o que nos dejasen cocinar un rato. Deberían cuidar un poco más el menú y su proceso de elaboración.
sábado, 3 de junio de 2023
Elecciones artificiales (VIII)
Ahora vienen las prisas por sumar. Y se dan cuenta de que no es lo mismo sumar números enteros que fracciones, los quebrados de toda la vida. Eso sin entrar en números complejos o vectores. Sumar no es tan fácil. Una gota de agua más otra gota de agua sigue siendo un gota de agua, pero más grande... Sumar puede ser muy positivo, mientras no sean las deudas y sus intereses. La aritmética requiere calma y prudencia. A veces es necesario restar o dividir. Aunque ya sabemos que en política todo es multiplicar: los panes y los peces. Son los milagros de la palabra. Mañana sol y buen tiempo. Lo de convertir el agua en vino es más perverso si cabe. Que yo tenga dos peces y me den otros ocho, vale. Tendrán sus espinas y todo lo que conlleva ser pez. Ahora bien, si de una jarra de agua me sacan dos de vino, pues... no sé. Todo es más sospechoso. En ciertas ocasiones, sumar y multiplicar pueden ser operaciones a corazón abierto. En el mundo de los algoritmos, sumar es una utopía. La suma que nace de la división tiene todas las papeletas de ser un galimatías que ni el mismo Pitágoras sería capaz de descifrar. Cuidado con los catetos y la hipotenusa. Si nos obsesionamos con la unidad, arremete lo irracional.