HAY DÍAS...
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C. D. Friedrich |
Hay días
en los que nos asusta la humanidad. Son los días más terribles. La oscuridad es
de hierro y nada bueno esperamos. Nos aterra lo humano que anida
entre nuestros pliegues de barro. Son días aciagos, con el aire demasiado espeso. El mal
existe y está tan cerca, que te roza la piel. Las conversaciones se tiñen de odio,
resignación y tristeza, pero raras veces de esperanza. El lenguaje se endurece y las frases son viejas cadenas oxidadas. Nos sentimos incapaces de generar significados con nuestro discurso. Los diálogos prefabricados sustituyen al ruinoso mecanismo de pensar. Hay días en los que nos
asusta la humanidad. Ese orden del universo, esa razón que todo lo gobierna,
esa confianza en el homo sapiens… Nada de eso queda ya. Ni el humanismo
cristiano ni el humanismo ateo saben qué decir cuando amanece sin luz. Este no
es el mejor de los mundos posibles, ni hablar. Quizás sea el peor, porque es el
que vivimos nosotros. Hay días en los que el dolor absoluto, el irreversible, nos congela todos los órganos. Nunca hemos sabido qué hacer con el mal. Todos los engranajes sociales que hemos diseñado, como las leyes y la enseñanza, parecen fracasar ante las sombras perversas. Hay días en los que nos asusta la humanidad. Y escribimos al anochecer.