“El artista es un ludópata:
juega con las infinitas posibilidades del mundo para crear belleza. Y apuesta
su vida en ello”. Max Zoster escribió este pensamiento en una fecha crucial de
su vida intelectual. Eran los años sesenta: los artistas ya no sabían si eran
modernos o posmodernos. Zoster, crítico de arte y filósofo, tiene un gran
dilema. No sabe si continuar con su vieja pasión por la belleza o lanzarse de
cabeza a los infinitos mundos del arte conceptual. Su desazón estética le
conduce a una lectura inesperada: “A treatise on the kaleidoscope”, de David
Brewster, un estudio de 1819. Aunque Zoster se perdió entre espejos, lentes,
reflexiones y refracciones, no tardó en percatarse de que no hay concepto sin
belleza. Porque no hay mayor riesgo que construir formas bellas y elegantes…
“Los colores sin conceptos son aburridos. Los conceptos sin colores son mucho
más aburridos…” Y pensó Max Zoster que la clave se hallaba en el viejo tubo
mágico, por eso lo investigó. Pero el caleidoscopio, ajeno a sus inquietudes,
sólo le ofreció una difusa metáfora…
Tarde o temprano los artistas y
los filósofos recuerdan que toda creación artística o intelectual gira
alrededor de la verdad, el bien y la belleza. Por eso la conversación entre
ellos suele ser un noble juego del que brotan inquietantes mundos.
Miguel Parra Boyero es Licenciado
en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Desde 1985 viene participando en
numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas. Colaborador de La
Voz del Sur en la sección Negro sobre
negro, sus trabajos han aparecido en la revista Cambio 16, Diario de Jerez,
National Geographic y la revista digital de humor “La kodorniz”. Ha dado
charlas como ilustrador para el Centro Andaluz de las Letras y para la asociación
“La casa de las palabras” de Jerez. También ha ilustrado libros para los
escritores Juan Manuel López, Manuel Bernal, Eliacer Cansino, Silvia Álvarez,
Carmen Gil y José Antonio Antón entre otros.