jueves, 31 de julio de 2014

ÉTICA DE ROEDORES XV: PASEAR

   Es el momento de recorrer los campos, las montañas y las playas. Nadie saldrá ileso de este recorrido, nadie que observe y piense. El camino nos acerca a lo que somos, lo que somos como civilización. Nadie puede volver sin heridas de ese paseo, nadie que huya de las pisadas de los dinosaurios. No vamos a volver indemnes de un recorrido por las tierras que nos rodean, porque encontraremos las huellas de esas grandes bestias que todo lo devoran. Saldremos con los ojos limpios y volveremos con los restos de nuestra civilización entre las pestañas. Es el tiempo de recorrer senderos y de huir por ellos para terminar hallando el rastro del monstruo que todo lo exprime. A nuestra izquierda, un muro de hormigón para cerrar el paso a las aguas de la montaña. A nuestra derecha, un hoyo profundo, pero al aire, de donde traemos piedras negras. Son grandes pisadas, capaces de aniquilar el espacio de los pequeños roedores. Es el momento de salir de las cuevas y ver de dónde sale lo que devoramos. Encontraremos los restos de nuestro bienestar y los restos de nuestra dignidad. El descanso de nuestros cuerpos, a través de los paseos, nos impregnará de desaliento. Veremos paisajes horribles, toneladas de plásticos, hormigón, suciedad, y desidia. Es el momento de salir y observar. Que nadie dude. Seremos conscientes, si no nos interrumpen los mensajes, de lo que deseamos ser. Será un instante de autoconciencia.