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Uno de los conceptos más escurridizos en filosofía política es el de nacionalismo. Se tiende a ser muy visceral en las discusiones políticas, ya sea en el parlamento, los medios de comunicación o en la terraza de un bar. La idea de nación sigue impregnando la vida social. Para bien o para mal, está presente en el debate ideológico y en las instituciones democráticas. Desde el punto de vista educativo, es un tema que puede ser abordado en las materias de Historia y de Filosofía.
Acaba de publicarse el libro Tierra de Babel. Más allá del nacionalismo, en Editorial Trotta. El autor es Reyes Mate, Profesor de Investigación ad honorem del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el Instituto de Filosofía. El filósofo solo necesita 200 páginas, organizadas en seis Iluminaciones, para abordar lo esencial del fenómeno del nacionalismo y aportar algunas ideas para superarlo. Utiliza dos enfoques, el genealógico, que va de atrás hacia adelante, y el teleológico, que va de adelante hacia atrás.
Las Iluminaciones son fogonazos reflexivos breves, intensos y sugerentes. El estilo en que está escrito este libro favorece la lectura y el pensamiento. No hay notas a pie de página, sino una bibliografía comentada muy útil. Es la obra ideal para un club de lectura o un grupo de debate, ya que trata temas que enlazan con la actualidad política. El que desee profundizar lo tiene fácil, porque Reyes Mate va mencionando a los principales teóricos del nacionalismo. Las dos primeras Iluminaciones hablan sobre los equívocos originarios, el que nos viene de Aristóteles y el que procede de Hispania. Las tres siguientes analizan el nacionalismo en Alemania, España y Francia. Y la sexta aporta una alternativa: la diáspora como modelo político.
El relato bíblico de la Torre de Babel ha sido interpretado como un castigo al ser humano por querer ser como Dios. De la mano de George Steiner, cabe realizar otra lectura. Yahvé no tolera que el ser humano se encierre en la ciudad y hable una sola lengua. Con su aparente castigo, nos lanzó a ocupar la tierra y hablar diferentes lenguas. Según Reyes Mate, nacen dos modelos civilizatorios: el de la pertenencia a la polis y el de la diáspora. El modelo de la pertenencia se ha agotado. El autor cree que la diáspora puede inspirar el modelo alternativo que necesita la humanidad.
A lo largo de la historia, la mayoría de los seres humanos han optado por el Estado, la nación y la patria. Desde Aristóteles arrastramos uno de los mayores errores de la filosofía política. Consiste en pensar que solo podemos realizarnos como seres humanos si pertenecemos a un Estado. Sin la ciudad, sin la polis, solo podemos ser o bestias o dioses. Lo que en un principio podía parecer un acierto ético ahora resulta que, con el tiempo, ha desembocado en el nacionalismo. Esta filosofía de la pertenencia es tan fuerte que ni los racionalistas ilustrados consiguieron librarse de ella.
Expone cómo se construyó la idea de España. Las identidades nacionales surgen a través de la exclusión del otro, en este caso del musulmán, del judío… Es una lógica que se ha repetido a lo largo de la historia. También explora cómo la ideología tradicionalista y el carlismo sentaron las bases teóricas de los nacionalistas, centralistas e independentistas. Llama la atención que junto con la exclusión del otro, para construir identidades nacionales se lleve a cabo un proceso colectivo de olvido.
En Alemania y Francia se dieron dos tipos diferentes de nacionalismo. El alemán se centra en la raza, la cultura y el territorio. Esta es la lógica de la pertenencia y la exclusión en estado puro. El modelo francés se basa en la voluntad de los ciudadanos, en el derecho de autodeterminación. Según Reyes Mate, este tipo de nacionalismo cae en contradicciones: en cualquier momento una parte de la nación tendría derecho a formar otra nueva. De ahí que, en la práctica, los franceses también apelen a la sangre y el territorio.
Todos los nacionalismos han fracasado, tarde o temprano todos confluyen en Auschwitz. Reyes Mate propone el modelo de la diáspora. Siempre han existido personas que han optado por el viaje, el camino, la mezcla, la diversidad de identidades… Propone una política en la que para ser personas no necesitemos al Estado, la nación y la patria: el exilio como forma de vida.